Es necesario expandir la mente mas allá de nuestros gustos mas básicos si se quiere avanzar musicalmente. Está muy bien escuchar a los clásicos y a la nueva sangre joven que plagia sin rubor y haciendo creer a los oyentes neófitos que acaban de inventar la pólvora. pero también hay un tercer grupo de compositores, músicos, que tienen algo realmente que aportar a tanto exceso de repetición vacua e incipiente.
Ripley Johnson es uno de ellos. A lo mejor su nombre no os suena a muchos, pero si os digo que es el líder de Wooden Shjips y de Moon Duo, seguro que a un buen porcentaje se les iluminará la bombilla. No solo a Chris Robinson le gusta el “rollo” psicodelico”, cósmico, y porque no decirlo “fumeta”.
Johnson, junto a los Rose City Band, se aleja algo de tanto orgasmo celestial y laberínticos túneles multicolores, para centrarse más en una serie de composiciones mucho mas intimistas y cercanas a un country rock tan en boga últimamente. Una simple mirada a la portada ya nos puede situar en el escenario en donde Ripley nos quiere adentrar , aunque no se sabe si realmente esa era su intención, ya que Rose City Band era el proyecto de grabación en donde Johnson quería pasar desapercibido y poder lanzar su disco en solitario sin que su nombre fuese un reclamo escrito con luces de neón. Prueba de ello es su lanzamiento sin promoción, al estilo de los discos auto editados.
Johnson se acerca cada vez mas al espíritu de Jonathan Wilson, soñando con tocar cada noche en algún tugurio polvoriento y dar suelta a la lap steel, instrumento justamente el cual emplea junto a mandolinas y otros instrumentos alejados de su panoplia utilizada normalmente con sus otros proyectos. Justamente el disco se grabó en dos momentos diferentes en su estudio casero de Portland interrumpidos por una gira.
“Summerlong” respira ese olor a invierno y a la primavera acechando tras las colinas. Algunos temas respira ese tufo maravilloso del aislamiento que ahora muchos hemos vivido en nuestras pieles, pero, cuidado, aquí los momentos de calma y tranquilidad son escasos, nada del típico songwriter que te abruma con sus vicisitudes con temas soporíferos y tediosos. Este es un disco deliciosamente alegre y optimista. «Summerlong» es cautivador, “una oda a la libertad”. El mundo ya está demasiado sumergido en tristeza, amargura y bajeza como para encima tener que soportar a trovadores depresivos. ¡El futuro esta en la alegría señores!
Sólo tómense el tiempo de escuchar ese “Wildflowers”, tema con el que se cierra el disco, una mezcla de J.J Cale galactico… ¡Una delicia!
0 comentarios