El siguiente poema de Las Flores del Mal de Baudelaire, es la representación escrita de una obra de arte. Concretamente del dibujo de J. Mortimer, Muerte sobre un caballo pálido, grabado por Haynes. Así pues, nuestro poeta describe la imagen adentrándose en la esencia de ese ser, la Muerte, que ejerce su hegemonía sin ningún miramiento.
UNE GRAVURE FANTASTIQUE
Ce spectre singulier n’a pour toute toilette,
Grotesquement campé sur son front de squelette,
Qu’un diadème affreux sentant le carnaval.
Sans éperons, sans fouet, il essouffle un cheval,
Fantôme comme lui, rosse apocalyptique,
Qui bave des naseaux comme un épileptique.
Au travers de l’espace ils s’enfoncent tous deux,
Et foulent l’infini d’un sabot hasardeux.
Le cavalier promène un sabre qui flamboie
Sur les foules sans nom que sa monture broie,
Et parcourt, comme un prince inspectant sa maison,
Le cimetière immense et froid, sans horizon,
Où gisent, aux lueurs d’un soleil blanc et terne,
Les peuples de l’histoire ancienne et moderne.
UN GRABADO FANTÁSTICO
Este espectro singular no tiene otro atuendo,
grotescamente plantada en su frente esquelética,
algo como una diadema espantosa apestando el carnaval.
Sin espuelas, sin látigo, deja sin aliento a un caballo,
fantasmal como él, jamelgo apocalíptico,
que babea por las fosas nasales como un epiléptico.
A través del espacio se hunden ambos,
y pisan el infinito con una pezuña aventurada.
El jinete pasea una espada que arde
sobre la muchedumbre anónima que su montura aplasta,
y recorre, como un príncipe inspeccionando su casa,
el cementerio inmenso y frío, sin horizonte,
donde yacen, a la luz de un sol blanco y apagado,
los pueblos de la historia antigua y moderna.
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