Este bellísimo primer trozo del largo poema perteneciente al libro Hojas de Hierba y al título A la deriva de Walt Whitman, es uno de los que me atrajo enseguida por sus bonitos giros y bellas palabras; utilizadas sutilmente como caídas sin querer sobre la hoja en blanco. Un poema que contiene numerosos hallazgos.
Reminiscencia: recuerdo impreciso de un hecho o una imagen del pasado que viene a la memoria.
Out of the Cradle Endlessly Rocking
Out of the cradle endlessly rocking,
Out of the mocking-bird’s throat, the musical shuttle,
Out of the Ninth-month midnight,
Over the sterile sands and the fields beyond, where the child leaving his bed wander’d alone,
bareheaded, barefoot,
Down from the shower’d halo,
Up from the mystic play of shadows twining and twisting as if they were alive,
Out from the patches of briers and blackberries,
From the memories of the bird that chanted to me,
From your memories sad brother, from the fitful risings and fallings I heard,
From under that yellow half-moon late-risen and swollen as if with tears,
From those beginning notes of yearning and love there in the mist,
From the thousand responses of my heart never to cease,
From the myriad thence-arous’d words,
From the word stronger and more delicious than any,
From such as now they start the scene revisiting,
As a flock, twittering, rising, or overhead passing,
Borne hither, here all eludes me, hurriedly,
A man, yet by these tears a little boy again,
Throwing myself on the sand, confronting the waves,
I, chanter of pains and joys, uniter of here and hereafter,
Taking all hints to use them, but swiftly leaping beyond them,
A reminiscence sing.
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Fuera de la cuna que se mece eternamente
De la cuna que se mece eternamente,
de la garganta del sinsonte, lanzadera musical,
de la media noche del noveno mes,
sobre las arenas estériles y los campos en lontananza,
donde el niño, que acaba de dejar el lecho, vagaba solo,
con la cabeza descubierta y descalzo,
bajo el halo de la lluvia,
sobre el juego místico de las sombras que se entrecruzan y retuercen como si estuvieran vivas,
de los terrenos zarzas y zarzamoras,
de los recuerdos del pájaro que me cantó,
de tus recuerdos, triste hermano, de los espasmódicos alzamientos y caídas que oí,
bajo aquella media luna amarillenta, salida tarde e hinchada, como con lágrimas,
de aquellas notas de deseo y amor, allá en la neblina,
de las mil respuestas de mi corazón que nunca han de cesar,
de las miríadas de palabras por ello suscitadas,
de la palabra más fuerte y más deliciosa que ninguna,
de esas que saltan ahora, al visitar de nuevo la escena,
como una bandada de pájaros, trinando, elevándose o pasando por encima de mi cabeza,
traído aquí apresuradamente, antes de que todo se me olvide,
ya hombre, pero, por estas lágrimas, niño de nuevo,
que se arroja en la arena y se enfrenta a las olas,
yo, cantor de penas y alegrías, unificador del aquí y del más allá,
recogiendo todas las sugerencias para usarlas, pero saltando deprisa más allá,
canto una reminiscencia.
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