Seguro que conocéis esa sensación de asomarte a la calle y sentir que se aproxima la tormenta. Y no siempre referida a elementos atmosféricos. Esa forma en la que se te erizan los vellos de la piel, la sensación de angustia en el estómago, la intranquilidad propia de los acontecimientos por llegar incluso cuando estas convencido de que son buenas nuevas. Al propio convencimiento solo sé llegar por un camino, el de la experimentación en carne propia. Aunque no desecho los buenos consejos cuando estos no van revestidos de esa maligna verdad absoluta que muchos pretenden perpetuar como dogma de fe a seguir en estos tiempos de candidatos a mesías de tres al cuarto. Prefiero notar sangrar mis dedos debido al pinchazo recibido por inconsciente que perderme un simple fogonazo de genialidad, por muy ínfimo que pueda llegar a ser, por la ceguera colectiva que se instaura en esta dictadura de la malversación intencionada del lenguaje. Aunque a veces me asome y sienta que se aproxima la tormenta y además desde popa y proa los vientos arrojen indicios de que esta vez los murmullos no están equivocados.
Los jerezanos Surya son esa tormenta preparada para descargar sin remisión. Desde hace tiempo llevan barruntando su momento. Premios en concursos. Sensaciones espléndidas en sus directos. Un crecimiento desde un primer lanzamiento lleno de pecados de juventud que se transforma en una madurez casi inverosímil en su nueva pieza a pesar de que no haya pasado el suficiente tiempo para que el tiempo pueda comenzar a hacer mella en ellos. «Overthrown» es su piedra filosofal. Sonidos monolíticos. Influencias ancladas en los noventas. Pearl Jam se me antoja como constante cuando escucho esas melodías vocales en «Sundazed»y eso que musicalmente buscan una contundencia descomunal a base de ritmos pesados y bien marcados junto a omnipresentes riffs. Algo que se puede reconocer rápidamente en la canción que abre el disco, «Tales of the great Fharats». Riff repetitivo como santo y seña, identidad stoner marcada a fuego en la piel. «Crystal gate» tiene unas guitarras que dibujan unas melodías fabulosas mientras luchan en contraposición a esa tormenta desértica que representa la canción. ¡Joder, que maravilla ese jodido cambio que nos plantan frente al rostro mientras la base rítmica se va acelerando!.
«Thousand years bridge» representa toda calma que precede a la tormenta, con su sonido áspero y esos apergios que embellecen la canción. «Golden Tower» nos devuelve al mundo de la electricidad a base de un riff bien apuntalado, ecos de lo que se cocinó en Seattle en los noventa y que se lanzó a conquistar el mundo. «Turtle shaman» se recrea en sus pasajes instrumentales hasta que entra la voz acorde como un instrumento más dentro del ritmo hipnótico que consiguen crear. «Begone» tiene aroma a hard rock primigenio en su melodía vocal algo que se ve correspondido con la música. Algo que quiero destacar de este trabajo de Surya o que al menos a mi me ha enganchado completamente es como suenan esas guitarras durante todo el disco, marcando una pauta sobre la que ir construyendo este universo llamado «Overthrown». Ese in crescendo en «Begone» durante el solo es un buen ejemplo. «No further» pone punto y final a este «Overthrown», un disco que te deja la sensación de que algo tiene que explotar en este rock and roll nuestro porque el nivel de nuestras bandas está llegando a límites casi inconcebibles hace un puñado de años. El Sur del Sur sigue mostrando al mundo sus facultades musicales. Surya, recordad ese nombre.
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