Toda persona que suele disfrutar de la «magia del directo» suele afirmar que prefiere las salas de capacidad reducida a los grandes recintos. Y en ese pequeño alarde de vanidad es magnífico descubrir nuevas bandas antes de que lleguen a la fama. Sobre esta premisa se cimentaba la actuación de Sefo en la coqueta Sala Blanco y Negro de El Puerto de Santa María, que con tan buen tino regenta desde hace más de treinta años Juan Cebrián. Un local con solera donde apuestan por los conciertos entre vinos, cervezas y tapas que hacen más agradable la espera y sitio de visita obligada entre locales y turistas de la bella localidad gaditana.
El protagonista de la noche era Sefo, un guitarrista y autor madrileño aunque afincado en Austin (Texas) y que puede presumir de formar parte de la última banda de Antonio Vega, antes de fallecer. Un virtuoso de las seis cuerdas, brillando con su Fender y dejando claro su enorme versatilidad y clase, con evidentes influencias del rock americano y el blues aunque en los temas cantados en «la lengua de Cervantes» sí notamos una inspiración más «popera» en la voz, cosa que se aprecia menos en sus dos LP´s «Escalada horizontal» y «Peligro de extinción».
Ante una sala que presentaba un buen aspecto, su algo más de hora y media de actuación comenzaba con la canción en inglés «I told you», con la voz sonando baja respecto a los instrumentos, algo solventado con rapidez en los primeros cortes en español: «Austin Tejas», el sencillo homónimo «Peligro de extinción» que gustó mucho y «Nadie sabe». «A promise to keep» dejaba paso a las celebradas «Aullido» y «Tu nombre», con momentos de lucimiento para todos los integrantes, pues Sefo llegó en formato trío, con una más que efectiva base rítmica de bajo y batería con los que ofreció un diálogo armónico, con duelos y juegos progresivos en la onda de unos Allman Brothers o, como sugirió el guitarrista y líder de Plan Marshall Sergio Guzmán, el mismísimo Ritchie Kotzen. «Lento» servía de enlace a varios blues, donde se vio disfrutar al grupo (y lo mejor, nos hicieron disfrutar al resto). «Blue Jean blues», «Stormy monday» (título que nos evocaba aquella película de finales de los ochenta de Mike Figgis con Sting y Melanie Griffith de protagonistas), «Mojo working» y «Abigail» servían de excepcional cierre antes de «Mayo 23». Pero tras un breve receso, volvían a aparecer en escena para acometer con el respeto y la admiración debida «Elixir de juventud» y «Lucha de gigantes» de Antonio Vega, rindiendo tributo a un nombre crucial entre los músicos en España y para Sefo y su banda, que nos dejó un grato «sabor de boca» y la satisfacción de disfrutar de un artista a quien el futuro le debería deparar cotas más altas.
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