Desde que nuestras vidas comienzan,
somos obligados con pequeñas maneras.
Nadie nos pregunta cómo nos gustaría ser.
En el colegio nos enseñan qué pensar,
aunque la gente dice cosas diferentes,
pero están todos convencidos de que
son los únicos que ven.
Así continúan hablando y nunca paran.
Hasta cierto punto te rindes.
Por eso lo único que te pones a pensar es esto.
Quiero irme,
a vivir mi vida solo.
Yo me largo.
Déjenme en paz.
Quiero irme
a hacer las cosas a mi manera.
Yo me largo,
a vivir mi vida y a ser libre.
La gente dice A y B.
Me dicen cómo tengo que ver
cosas que ya tengo vistas con claridad.
Así, me empujan de un lado a otro,
me presionan del negro al blanco.
Presionan hasta que no hay nada más que escuchar.
Pero no me presiones al máximo.
Cierra la boca y llévatela a casa.
Porque yo decido cómo van a ser las cosas.
Quiero irme
a vivir mi vida solo.
Yo me largo.
Déjenme en paz.
Quiero irme
a hacer las cosas a mi manera.
Yo me largo
a vivir mi vida y a ser libre.
Hay un millón de formas (un millón) de ver las cosas en la vida.
Un millón de maneras de parecer el tonto (un millón)
Al final de esto (al final) nadie de nosotros tiene razón.
A veces, necesitamos estar solos (solos, solos, solos)
No, no, no, no, no, no, no, no
Dejadme solo.
Para vivir mi vida a solas.
Quiero irme.
Dejadme en paz.
Yo me largo
a hacer las cosas a mi manera.
Quiero irme
a vivir mi vida y ser libre.
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