Ya está. Se acabó. Juego de Tronos ha terminado. La serie más premiada, más cara, más vista y una de las mejores series de la historia de la televisión ha llegado a su fin. Decepción es la palabra que mejor define el apresurado y descuidado final de Juego de Tronos. 8 temporadas de épica, intrigas palaciegas y sangrientas traiciones para desembocar en un precipitado final. Nadie nos podrá quitar las satisfacciones que Juego de Tronos nos ha proporcionado, ahí quedan para la historia la boda roja, la muerte del rey Joffrey Baratheon, la lucha entre la víbora y la montaña, la destrucción de Desembarco del rey o la batalla de los bastardos (por citar solamente 5), amén de esos ingeniosos diálogos con los que se sazonaba cada capítulo. Pero es evidente que a partir de la quinta temporada la serie ha sucumbido paulatinamente a esa maldición que viene a decir que ninguna serie aguanta el nivel más allá de la quinta temporada. Además, la acción se aceleró y los viajes que antes duraban años pasaron a durar días. Al no tener el faro de los libros de George R.R. Martin, los guionistas de HBO han evidenciado una enorme falta de valentía. No, no me refiero a que el nivel de sexo y desnudos se haya reducido drásticamente (que también). La mala baba de Martin se ha ido mitigando hasta no aparecer apenas en esta octava temporada. Tras tantos sobresaltos y tantas muertes inesperadas, el final, simplemente, no ha estado a la altura. Era imposible elaborar un final que gustara a todo el mundo pero la decepción ha sido generalizada. El apartado técnico ha sido sobresaliente (a pesar de botellas de agua y cafés que se colaban en las escenas) pero ha sido el guión lo que no ha estado a la altura.
***ALERTA SPOILERS***
Al final ha habido que darles la razón los que siempre sostuvieron esa manida y odiosa frase de “el libro es mejor”. Es innegable que la serie ha sufrido al no tener la guía de los libros. Sirva de ejemplo este final apresurado que intenta atar demasiados cabos sueltos para contentar al espectador medio. Algo que Martin nunca ha hecho, Martin no es complaciente con el lector/espectador y ahí reside buena parte de su éxito. Al contrario que Tolkien (su influencia más obvia junto con Shakespeare), Martin no cree en la monarquía ni opina que quien accede al trono vaya a ser necesariamente un buen gobernante. Lamentablemente, esta pugna de 8 temporadas por el trono de hierro ha terminado de forma decepcionante.
Decepción por unos giros previsibles y unos personaje desaprovechados que han pasado de ser apasionantes a unos simples peleles. Sirva de ejemplo Varys, el eunuco de lengua viperina, que de ser un locuaz y hábil orador ha pasado a casi no hablar en esta temporada. Uno esperaría un discurso o una frase memorable de este sibilino personaje al afrontar su destino fatal pero… nada.
Lo mismo se puede decir de Tyrion Lannister cuyos memorables discursos se han tornado en breves textos propios de un alumno de primaria. Únicamente su disertación final sobre qué une a los pueblos está a la altura de lo mínimamente esperable de su personaje. Me gustó mucho, por cierto, lo de que los pueblos no se unen por ejércitos ni banderas, sino por historias. Tuvo su gracia pero la elección de Bran no me pareció satisfactoria. Tampoco el apresurado destierro de Jon Snow me resultó creíble, nadie le echará de menos. Por cierto, Sam demuestra ser el personaje más moderno de todos, proponiendo casi una monarquía parlamentaria a la que los demás responden con risotadas. A pesar de los dragones y la fantasía, Juego de Tronos no deja de ser un acertado retrato de la sociedad feudal de la Edad Media. Además descubrimos que Sansa Stark era independentista, pidiendo la independencia para su tierra. Juego de Tronos también es un fiel retrato de la sociedad actual.
Queda claro que Bran Stark ha estado manipulando y tejiendo en la sombra toda una red de relaciones hasta llegar a este final. Bran era el maestro que manejaba los hilos, pero todo ello no ha estado bien desarrollado. Más parece una ocurrencia final para sorprender al espectador que un elaborado plan. Sí, el rey de la noche iba por él y ahora entendemos el motivo, pero poco más. Bran ha sido un personaje muy poco desarrollado e incluso su trama era la más aburrida, estuvo una temporada entera sin asomarse y nadie lo extrañó. Por cierto, ¿dónde están los poderes del Cuervo de 3 ojos? ¿Cómo van a influir en su reinado? ¿Irá en busca de Drongon? Secuela al canto.
Otra duda, ¿Y las mortales habilidades de Arya Stark? Uno esperaba que Arya nos fuera sorprender con sus habilidades para disfrazarse pero más allá de su heroico acto frente al Rey de la noche, su participación ha sido escasa. De hecho, cuando Jaime se encontró con Cersei en el capítulo quinto (vaya muerte más light para la gran villana), pensé que podría ser Arya disfrazada, pero no. No olvidemos que Arya mató a los hijos de un enemigo y se los puso de cena, pero ahora ha aparecido domesticada y sensible ante el dolor ajeno. Tampoco usó sus dotes para acabar con Daenerys, tuvo que ser el siempre compungido Jon Snow quien librara a los siete reinos de la nueva tirana. Por cierto, me parece chapucera y simplona la forma de quitarse de en medio al dragón: como no se nos ocurre nada, que se vaya él solito pero no antes de fundir el trono de hierro (¿no hubiera sido más lógico acabar con el asesino de su madre?).
Lo de la evolución de Daenerys ha sido otro punto totalmente mal desarrollado. De forma atropellada y con brocha gorda se nos muestra a una Daenerys desquiciada, cruel e insensible, capaz de cometer más crímenes contra la humanidad en un único día que todos los Lannister juntos. Tras el prodigioso y oscuro tercer episodio (La noche más larga), la desolación del episodio quinto es lo más memorable de esta decepcionante octava temporada. De hecho, yo hubiera terminado la serie con ese episodio. El sexto episodio me ha sobrado. Ese plano de Arya huyendo de la destrucción en un caballo blanco me pareció muy poético y un final digno para la serie. Tanto para los personajes como para los espectadores fue una conmoción constatar que Daenerys había perdido la razón (o no, simplemente era tan hijaputa como todos los reyes de Poniente y nos ha tenido engañados a todos). Entre cuerpos abrasados descubrimos que el poder corrompe incluso antes de alcanzarlo. La gran esperanza se tornó pesadilla. Dracarys. No olvidemos que todos los tiranos de la Historia (llámense Stalin, Hitler, Mao, Bokassa o Gadafi) siempre se ven a sí mismos como libertadores y cometen los actos más terribles en nombre de la libertad. Daenerys parece sucumbir al culto a su propia personalidad y demuestra por fin ser digna hija del Rey loco. Fuego y sangre. Pero su evolución me ha parecido forzada y poco creíble. Casi tan forzada como la de Anakin Skywalker a Darth Vader.
Y lo peor de todo, ese epílogo tras la muerte de Danenerys en el que intentan dar carpetazo a todos los personajes, cerrando tramas de forma apresurada y dejando cabos sueltos deliberadamente para las secuelas. Como si alguien tuviera prisa tras 8 temporadas. Los guionistas han cometido el error de tratar al espectador como si fuera tonto, algo que Martin nunca ha hecho, dándole todo mascado para que el espectador se limite a tragar un final demasiado complaciente e impropio de Juego de Tronos. Esas escenas finales con el destino de los personajes se me antojaron superfluas. Repito, hubiera preferido que este sexto episodio nunca se hubiera rodado. No aporta nada más allá de ver con nuestros ojos lo que todos sabíamos que iba a ocurrir (Daenerys estaba sentenciada) y despejar la duda de quién iba a sentarse en el trono de hierro. Algo que realmente nos importaba un bledo.
Como ya dije en su día y a pesar de su desenlace: Juego de Tronos es mucho más que un mero pasatiempo, es uno de los mejores espectáculos de los últimos años.
Muy acertada crítica de esta decepcionante temporada final de Juego de Tronos. Particularmente me ha decepcionado mucho la forma de «quitarse de encima» personajes que han sido clave en el desarrollo de esta magnífica historia, como Varys por ejemplo. Habrá que esperar a los libros de Martin a ver si nos resarcimos (si los publica en este siglo, claro). Enhorabuena por este artículo
Da mucha rabia que tras ocho años finalicen todo de corre prisas, maten al rey de la noche de una manera absurda, y cierren la serie así.
Ya me pasó con Lost y con esta igual.
Y de lo más decepcionante para mí, fue ver a Bran de rey, ese que no hizo nada, que se la pasó torciendo los ojos y nada más, más traido de los cabellos, hubiera hasta preferido a Cersi de reina, es que ver al insulso de Bran, que no aportó NADA y es nada, ni siquiera emoción porque era más frío que toda la muralla junta, que descache de final y mandan a Jon de vigilante como si nada, como si no fuera que por su valor están vivos, claro que la forma de Jon de despedirse de ghost ya fue por sí misma una decepción muy grande. que final más estúpido!
Todavía no puedo creer lo que nos hicieron estos guionistas. Creo que nos faltaron el respeto a todos los fanáticos de esta saga. Se hubiesen tomado el tiempo necesario para terminar bien las historias. Me siento realmente estafado con la forma en que destruyeron una historia tan bien encadenada y una trama tan bien elaborada en las primeras temporadas. Total decepción!!!
Cabe destacar que el gordo de sam no muere en ninguna batalla hasta cuándo estaban sobre el tres muertos en la batalla contra los muertos no lo pudieron matar, eso realmente se me hizo bastante estupido