La televisión de modo convencional murió para mi en el momento que descubrí plataformas como Netflix o Sky, lo reconozco. Hasta las noticias me da ya pereza ver, prefiero leerlas por internet, además como soy aquellos de los que piensan que si lees solo a los que opinan como tú acabarás siendo un ignorante intento bucear en el que me agrada lo que narra como en el que no, porque a veces en el centro de ambas orillas se encuentra la realidad. Anoche regresaba de un concierto y enchufe un rato el televisor mientras cenaba algo antes de acostarme. Daban un programa que se llamaba algo así como Samanta y el sexo, creo. Es curioso porque resulta que hay una casa de citas donde las profesionales son muñecas de látex y por lo visto tiene un éxito bastante curioso. Incluso los clientes piden cosas extrañas, tanto que el mismo propietario del negocio de marras decía que se tenían que negar. En fin. Sexo plastificado. No my cup of tea. Nada puede sustituir el sentir piel contra piel, el placer de observar unos gestos no programados, propios y propiciados por el momentos.
Pasa como con la música. Reconozco el valor de las máquinas, de los adelantos, las programaciones y todo aquello que me queráis vender como un paso adelante para que esto siga resisitiendo. Pero nada como enfrentarse cara a cara a la bofetada sonora cuando una guitarra brama a través de un amplificador cercano a tu rostro. Unos tipos dando cera y que venga lo que sea. Eso me pone más que nada en este mundo. Por eso cuando pulsé el play de este «Ready to burn» aquello fue como abrir las puertas del paraíso, del infierno o de lo que os de la jodida gana. Hard rock y heavy metal de principio de los ochenta sin artificios ni pompas de jabón. Riffs, melodía y sube ese puto volumen de una vez. Estos tres tíos de New Jersey se dedican a restregar riffs sin parar, a hacer canciones de esas que terminas coreando puño en alto. Lo suyo es el hard and heavy del 80/81, el de esa clase trabajadora o falta de curro que vivía en las afueras o en cinturones industriales y buscaba por las noches clubs donde tocaban bandas en directo que nada tenían que ver con la clase alta de un rock de grandes estrellas.
En sus canciones pervive ese sonido de la NWOBHM, las influencias hard rockeras de grupos tipo Wild Horses ydel incipiente hard and heavy americano de grupos como The Rods. Para que os hagais una idea de lo que os podéis encontrar dentro de este fabuloso «Ready to burn» que a mi me tiene las pilas puestas haciéndome por momento añorar esos momentos en los que nos negábamos a ser unos más del montón. Escucha canciones como «Burnin’ the midnight oil», «Rock ‘ n’ rolla» o «Howlin» . Este disco editado por ellos mismos salió el año pasado pero no ha sido hasta ahora cuando ha estallado en mis altavoces y de que manera. ¡Larga vida al rock and roll, al hard rock, al heavy metal y a la puta madre que los parió, coño!
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