Desde que conocimos por primera vez Santo Domingo hace diez años, siempre hemos ido a comer al Adrián Tropical, sea en comidas de negocios o de ocio y en cualquiera de sus ubicaciones aunque si tenemos que quedarnos con una, elegimos la situada en el malecón, un lugar privilegiado con sus mesas colocadas en una plataforma encima del Mar Caribe, uno de los pocos enclaves en el mundo donde preferimos sentarnos en el exterior que en el interior, pero es que la vista bien lo merece, con las calmadas aguas bajo la mesa y nuestros pies.
Prácticamente hemos probado casi toda la carta y aunque hay platos mejores que otros, no existe ninguno que sea malo. Cocina criolla de calidad donde estamos casi seguros que el bocado más demandado es su mofongo, platano frito machacado con caldo y chicharrón. En esta ocasión pedimos el «camarofongo», una versión del mofongo coronada por unos langostinos pelados de respetable tamaño. Muy bueno, aunque también hay que destacar sus asopaos, un arroz caldoso bien con langostinos o con pollo. Los dos son magníficos y la cantidad es más que suficiente. En este viaje hemos probado los dos, ya que hemos visitado el Adrián Tropical varias veces. Dentro de las entradas recomendamos las empanadollas de yuca, con sus rellenos de cerdo, camarones o churrasco. Mucho mejores que el ceviche, donde a pesar de que el mero es de calidad los hemos probado superiores en otros países o el salpicón de chicharrón, donde el cerdo pierde textura al empaparse con la lechuga, nada comparable al del pequeño local de la calle José Contreras y su inigualable «chicharrón light», con su acompañamiento de yuca cortada en la tabla donde se prepara el cerdo.
Dentro de los principales destacamos el pollo tropical, preparado a la brasa y con un especiado notable con aguacate y cilantro. A pesar de que tienen uno pequeña selección de vinos, acabamos comiendo con cerveza, sea la Presidente y su botella que expresa el orgullo de los dominicanos o la Canita, cerveza de Punta Cana sin apenas cuerpo y que mitiga la sed en días de enorme calor. Preferimos la primera y es lo primero que pedimos mientras nos traen el caldo de sancocho que sirven como aperitivo de cortesía.
Entre los postres, el que más nos gusta es el coco al horno aunque si algo nos apetece como remate son sus excepcionales jugos, sean con un único ingrediente como el de zapote o sus combinaciones tipo Mangola (mango u chinola (maracuyá)), tropiagrio, limón/ chinola/ naranja o combinación tropical, a los que hay que sumar algunos cocktails, donde destacan los hechos con ron como el trabucazo o el suave diferencia. Un sitio que bien merece una visita… o dos o muchas.
0 comentarios