Sam Cooke es Dios. Fue algo que tuve claro al escuchar su música. No importa cuáles sean tus gustos musicales. La voz de Sam Cooke está por encima del bien y del mal.
Todo ello lo creía, y lo sigo creyendo, hasta hace unos días. Exactamente, hasta ayer, día en el que vi Remastered: Los dos asesinatos de Sam Cooke, disponible en Netflix. Hasta entonces, sólo era conocedor de su faceta como músico. Pero tras ver este documental se ha completado mi visión sobre él, haciendo que me dé cuenta de que no solamente estaba admirando a una de las mejores voces de la Historia, sino a una de las personalidades más interesantes e importantes del pasado siglo XX.
A medida que avanza el metraje, vamos conociendo sus orígenes. Cómo, aunque era original de Mississippi, el criarse el Chicago hizo que no conociese la segregación a la que estaban sometidos los afroamericanos en el sur de Estados Unidos. Hecho que le marcó tan hondo que, sin importar su éxito, no evitó que siempre mirase hacia el sur y quisiese llevar allí su música. Pero no solamente era la música, también sus actos en contra de la discriminación sistemática que tenía lugar en sus conciertos.
Conocer el papel tan importante que tuvo Sam Cooke en la lucha de los derechos de los afroamericanos es uno de los objetivos principales de este trabajo. Y creedme que es de obligado cumplimiento saber de esta faceta suya. Su vida y sus actos inspiraron a muchos, los que cantaron su canción “A Change Is Gonna Come” (la estoy escuchando mientras escribo y me pone el vello de punta) hasta convertirla en uno de los himnos del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Además, con su visionado también tenemos la oportunidad de conocer más sobre Sam Cooke, tanto su lado familiar como el de hombre de negocios en el mundo de la música. Creando su propio sello discográfico, SAR Records, para que otros artistas afroamericanos pudiesen darse a conocer y poder desarrollar su rol como compositor y manager. Como colofón se trata la muerte de Cooke, el 11 de diciembre de 1964, y de las diversas dudas que a día de hoy todavía suscita.
Con la muerte de Sam Cooke, a los treinta y tres años de edad, no sólo perdimos a una de las voces más bellas que uno puede escuchar, sino también a una personalidad notable, que luchó por los derechos de su gente. En el documental se dice que con el asesinato de Sam Cooke no sólo se acaba con su vida, también con su legado. Lo primero es imposible de revertir. Lo segundo, con iniciativas como ésta, sí que es posible.
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