El blues es la raíz de todo, al menos de lo que a mi me gusta y a ti que estás leyendo esto posiblemente también. El blues no es solo música que disfrutar en la radio, es la liturgia de la gente de a pie. Esa gente e el martes 29 pensábamos que hacía frío el martes al Sur del Sur. Lo lleva haciendo unos meses. Lógico, pensaréis. El caso es que necesitábamos calor y vaya si lo tuvimos. Llegaba a El Puerto de Santa María el armonicista británico Giles Robson junto a su banda con la Sala Milwaukee como perfecto anfitrión. Antes del concierto tuve la oportunidad de entrevistar a Giles. Los interesantes audios que dejó los podréis escuchar pronto en el canal de Ivoox de Rock The Best Music. De momento, voy a dejar constancia escrita de lo vivido el martes. Desgraciadamente casi todas las crónicas que escribo en su comienzo se lamentan del poco publico asistente a los conciertos. Esta vez la comunión calidad del show y asistencia fue correspondida. Javier Dwaves, promotor de la gira, un rato antes del concierto mediante un mensaje me hablaba del buen ritmo de venta de entradas, algo que como el propio Giles me confirmaría es un tónica que se está repitiendo durante toda la gira y El Puerto esta vez no quería convertirse en la excepción.
Los ingredientes ya los teníamos para disfrutar de una inolvidable velada de blues. Una sala como Milwaukee Puerto que es el lugar perfecto para este tipo de conciertos y un publico ansioso. A las diez y cuarto Giles y su banda tomaban el escenario. Su blues tradicional tomaba la noche y demostraba que estamos ante uno de los mejores armonicistas británicos. Muy comunicativo todo el concierto nos contaba que el blues no es más que un buen tipo sintiéndose mal, pero puedo asegurar que todos y cada uno de los que nos encontrábamos allí nos sentimos de maravilla con el recital que Robson y su banda dieron. Un grupo muy solvente el que acompaña a Giles y que se muestra rodado a la perfección sin robar ni un solo momento el protagonismo a Robson pero siempre arropándolo aunque bien es cierto que el bajista anda algún escalón por arriba que sus otros dos compañeros. Fueron sonando temas propios como “Let’s start a war” o “Sarah Lee” junto a clásicos inmortales del blues como la fantastica “How’d you learn to shake it like that” de Snooky Pryor que puso la sala a cien o Howlin Wolf que son el aprendizaje de Robson y menciones entre las que no podía faltar Sonny Boy Williamson mientras nuestros pies se contagiaban del ritmo. Gran noche y satisfechos para casa.
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