Esta semana toca el poema número XXXIX de Las Flores del Mal. La obra de Charles Baudelaire. Un poema sin título que nos habla de una mujer al parecer imposible para muchos, pero no para nuestro poeta. Que la describe con precisión y elegancia, haciéndole ver que no escapa a sus ojos.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
XXXIX
Je te donne ces vers afin que si mon nom
Aborde heureusement aux époques lointaines,
Et fait rêver un soir les cervelles humaines,
Vaisseau favorisé par un grand aquilon,
Ta mémoire, pareille aux fables incertaines,
Fatigue le lecteur ainsi qu’un tympanon,
Et par un fraternel et mystique chaînon
Reste comme pendue à mes rimes hautaines;
Être maudit à qui, de l’abîme profond
Jusqu’au plus haut du ciel, rien, hors moi, ne répond !
— Ô toi qui, comme une ombre à la trace éphémère,
Foules d’un pied léger et d’un regard serein
Les stupides mortels qui t’ont jugée amère,
Statue aux yeux de jais, grand ange au front d’airain !
XXXIX
Te doy estos versos, así que si mi nombre
abarca por suerte esas épocas lejanas,
y hace soñar esta noche a los cerebros humanos,
nave favorecida por un gran viento del norte,
tu memoria, parecida a las fábulas inciertas,
agota al lector como un dulcémele,
que en un fraternal y místico eslabón,
queda como colgado de mis rimas elegantes;
¡ser maldito a quien, del abismo más profundo
hasta lo más alto del cielo, nadie, excepto yo, responde!
— Oh tú que, como una sombra con sus movimientos efímeros,
pisoteas con paso ligero y mirada serena
a los estúpidos mortales que te han considerado amarga,
¡estátua con ojos de azabache, ángel tremendo con frente de metal!
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