Alguna vez que otra que me gusta pasear de vez en cuando al borde del precipicio. No me duelen prendas reconocer que la música me salvó de saltar a uno del que posiblemente jamás hubiese conseguido salir o tal vez si, pero con demasiado dolor y pena alrededor acumulada. Las circunstancias cambian y el filo de la navaja se presenta muchas veces con distintas maneras, diferentes rostros. Afortunadamente, tengo una mano que me agarra o salta conmigo según la historia. Me da seguridad dentro de la indecisión. Porque el riesgo es necesario y excitante, la sensación de peligro se filtra en la vida. Pero no solo en ella. Aunque todo río necesita su orilla cercana para no perderse como mar. La realidad es un partido de ida y vuelta, donde a veces atacas y otras defiendes. Donde todo riesgo sufrido no merece la pena sin ese sitio seguro donde volver y sentir que está tu hogar. En la música me pasa igual. No me importa pasearme por sonidos que me son ajenos e impregnarme de ellos. Aprendí al final que la música solo se divide en la que te gusta y la que no. Lo demás son conjeturas sujetas a discusión. La puerta de mi casa se abre a los aromas travestidos de corcheas que se cuelan como brisa marinera. Me sorprendo haciéndolos míos como si los conociese de toda la vida. No me duelen prendas.
Pero cuando se por quien tengo que apostar no me embarga duda alguna. El hard rock siempre será mi caballo ganador y dentro del concepto engloba lo que quieras, que yo solo lo separo en lo que me llega dentro y lo que no. A mi lado mis fieles, cuya visita siempre recuerda emociones y las pone en primera fila. Es la verdad, tal vez no la única pero si la que deseo llamar mía. Llega a mis manos «Never say forever» el nuevo disco de Jolly Joker y no puedo evitar sonreír. Llevo siguiendo (y hablando de ellos) a estos tipos casi desde el comienzo. Es una batalla ganada que guardo en mi sala de trofeos donde no necesito el reconocimiento por ello. Existen bandas especiales. Tengo la suerte d decir que yo poseo orgulloso varias. Jolly Joker es sin lugar a dudas una de ellas. «Here comes the Jokers» dejó el listón muy alto. No solo por la calidad de sus canciones que salía a borbotones. También porque perdieron el miedo a asomarse al precipicio y entre sus toneladas de hard rock angelino y sleaze sucio y macarra, aparecían guitarras cercanas al power pop de hechuras prodigiosas.
Lo primero que me sorprende es la portada de este «Never say forever» de un porte más agresivo e incluso insinuante de sonidos más agresivos. Fantástica por cierto. Pero no, cuando los acordes comienzan a cobrar vida esa vieja chulería del hard rock que aprendieron como lección de integridad los valencianos se hace verbo. «Anywhere» es la primera patada en la puerta. Ese bajo golpea con fuerza y la voz de Lane como una jodida cuchilla corta el ambiente. El disco suena más potente, más heavy en su producción. Como una apisonadora a punto de embestir. «Nasty habits» es puro vicio y perversión, un paseo por las noches mágicas de los rincones más oscuros de Sunset Boulevard. Esa guitarra destila sleaze como sangre para vivir. «Believe» vuelve a recuperar la preponderancia del bajo bien escoltado por el riff y Lane alternando su registro vocal para llevarnos a un estribillo idóneo para dejar la garganta en cada concierto. ¿Necesitais declaraciones de principios?. Venga, va. «I am rock and roll». Con nosotros quien quiera. Contra nosotros quien pueda.
Brutal esa guitarra que marca Yannick en «Hey Babe». Sonido festivo, pura diversión. Un día fuimos los amos del cotarro. Ahora no. Pero con Jolly Joker seguimos siendo los putos amos. Se aceleran y endurecen en «Stay behind» en la que aparece esa rabia punk. «Set my soul on fire» baja las revoluciones y deja intuir más melodía pero sin perder ese toque poderoso que aporta la batería durante todo el disco. Estribillo muy trabajado que te engancha seguro. Cierra el disco «I wanna go». Y como en el anterior disco incluyen melodías apartadas un poco de su forma más tradicional de entender el hard rock y ¡coño! les queda de puta madre. Jolly Joker siguen creciendo de una manera imparable. Este «Never say forever» no hará honor a su nombre porque desde ya se ha convertido en otro inmortal en mi discoteca.
Son lo mejor del panorama nacional en hard rock