Constantemente pienso en cuando estábamos juntos
y en cuando dijiste que morías de felicidad.
Me dije a mi mismo que me convenías,
pero me sentía solo a tu lado.
Eso era amor y es un dolor que todavía recuerdo.
Cierta clase de tristeza puede ser adictiva,
como resignándote al final,
siempre al final.
Cuando nos dimos cuenta de que no tenía sentido
dijiste que podríamos seguir siendo amigos.
Confieso que me alegré de que hubiese acabado.
Pero no tenías que dejarme
haciendo como si lo nuestro nunca hubiese ocurrido,
que no quedase nada y que ni siquiera necesitaba de tu amor.
Me tratas como a un extraño y me resulta tan duro.
No, tú no tienes que caer tan bajo.
¿Tienen tus amigos, la colección de tus discos?
Y entonces cambias de número,
supongo que no necesito pensarlo más.
Ahora eres sólo alguien a quien solía conocer.
Constantemente pienso en todas las veces que me fastidiaste,
me hacías creer que era siempre algo que había hecho,
así que no voy a vivir de esta manera
leyendo entre cada palabra que dices.
Dijiste que podrías pasarlo por alto
y no querría pillarte obsesionada en alguien que solías conocer.
Pero no tenías que dejarme
haciendo como si lo nuestro nunca hubiese ocurrido,
que no quedase nada y que ni siquiera necesitaba de tu amor.
Me tratas como a un extraño y me resulta tan duro.
No, tú no tienes que caer tan bajo.
¿Tienen tus amigos, la colección de tus discos?
Y entonces cambias de número,
supongo que no necesito pensarlo más.
Ahora eres sólo alguien a quien solía conocer.
0 comentarios