Enfundado en una bonita y crepuscular portada digna de los tiempos post hippies de SF. Jess Williamson, tejana de nacimiento, se saca un disco de Folk Barocco que bebe en los caudales de Tim Buckley en discos como el “No Other” del gran Gene Clark.
Con una voz cercana a una Patti Smith que se hubiese criado en la West Coast, Jess confecciona un disco tremendamente cálido, intimista y acogedor, como una cabaña de madera a la orilla del océano donde se reúnen amigos a ver el ocaso sentados alrededor de unas buenas brasas reconfortante. Y es que cada tema te envuelve y te apacigua sin dejar de tener algo de acongojadamente fantasmagórico y otoñal. Y es que la Williamson destila tras esa cara tan joven un folk algo torturado sin caer en la típica balada de refrán pegadizo, prefiere moverse en una estructura mas retorcida, como podrían hacerlo Angel Olsen y/o Joanna Newsom.
Este es su tercer álbum y Jess se centra mas en la hermosa, retorcidos y dolorosa realidad que son los asuntos de corazón. Su relación amorosa con su compañero músico RF Shannon, y su mudanza a Los Ángeles han terminado de completar el efecto que ha hecho que el lado mas oscuro de su música siga palpable, pero se tiña de melodías con un sentimiento amoroso y brisa marina.
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