Desde que me topé de frente con el ep que supuso la presentación de los albaceteños Insaniam quedé atrapado en su red de maldad, oscuridad y maleficencia insania musicalmente hablando. Una banda que visualmente ha sido capaz de destrozar cualquier complejo patrio y construir a su alrededor una situación visual impactante y que musicalmente ha ido mucho más allá. Este primer larga duración, «Ominus era» un compendio de black en el que son capaces de demostrar la capacidad de estos músicos para construir un sonido de muy altos kilates. Ya la inicial «Disequilibrium» consigue transmitirte esa intranquilidad tan necesaria a la hora de enfrentarte a una música que debe ser cualquier cosa excepto convencional. Bebiendo tanto de aquel blasfemo e incendiario black metal noruego que supuso toda una revolución para bien o para mal, pero sin perder influencias death o incluso algunos elementos industriales. Precisamente esa ola blasfema y oscura se hace presente en «Let the fever explode».
Una de las cosas a las que siempre he prestado muchísima atención en el black y en el metal extremo en general es a la voz, y en Insaniam, Neuros hace un trabajo fenomenal, sin perder ese tono tan propicio es capaz de conseguir que se le entienda y siga perfectamente. «Epidemic race» con esa parte épica dentro de la oscuridad permanente que nos ofrecen, de la locura transmitida como arma musical de destrucción masiva es una auténtica joya, que haría enorgullecer si fuesen capaces de ello a los más primitivos maestros del género. Han decidido ralentizar los sonidos, buscar esa inquietud no por un muro de sonido inalcanzable, sino creando atmósferas como hacen en «Primal fear», mientras que en «The reign of mist» optan por la devastación de los blast beats como ofensiva o la potencia desbocada de «Mother wishpers in my ear», donde presumen de mala leche.
«Vermin» es más heavy metal como concepto, aunque esos interludios nos metan en pleno auge de aquella invasión noruega. Teclados y sonidos industriales nos acompañan en «Moths» para arrastrarnos ante la descarga diabólica de «Flesh that fuels». Cierran con «N.N.N.», con su inicio extrañamente hermoso, patológicamente insano,
su arrancada maléficamente poderosa y sus intermedios
progresivos. Una banda con un gran presente y un futuro demoledor.
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