Es incuestionable que las nuevas tecnologías están cambiando la forma en la que los espectadores accedemos a los contenidos. De hecho, muchos proyectos que llevaban varios años dando tumbos por los estudios o guardando polvo en cajones están encontrando financiación gracias a nuevas plataformas como Netflix o HBO. Concretamente, gracias a Netflix hemos podido llegar a ver Aniquilación. Sinceramente, Aniquilación me parece superior a películas de ciencia ficción recientes como Life o Alien: Covenant que sí tuvieron su estreno en salas de cine. Por mucho que gente más que cualificada como Christopher Nolan o Steven Spielberg opinen que las películas de Netflix no son cine, yo considero que el cine es independiente de la plataforma en la que lo veas. Vale que no tienes que pagar una entrada a una sala pero lo realmente importante es que la historia que te cuentan sea atractiva. Aniquilación es una buena película de ciencia-ficción que se deja ver y mantiene el interés durante buena parte del metraje. Es más, en algunos momentos fascina. su director Alex Garland ya dejó un buen sabor de boca con Ex machina y ahora confirma que es más que una promesa. Garland tiene la suficiente ambición y ganas de sorprender como para realizar una película atípica que no defrauda a pesar de su arriesgado final. Lo del final merece un estudio aparte. Durante el metraje asistimos a una absorbente historia de ciencia-ficción con reminiscencias al Stalker de Andrei Tarkovski. Puede que la premisa esté un tanto cogida por los pelos, lo admito, por suerte se sustenta sobre los hombros de esa gran actriz que es Natalie Portman. Ella es el verdadero puntal que sostiene esta película más allá de los efectos especiales (un tanto mejorables a veces) y una trama más o menos coherente. Cierto que cuesta creerse a Portman como aguerrida soldado del ejército americano pero sigue siendo una gran actriz que resulta creíble cuando suelta el M-16. Por supuesto, estamos ante un film de ciencia ficción que tiene mucho más trasfondo del que parece. Esa amenaza que pone en peligro la existencia en nuestro planeta no deja de ser una metáfora de peligros mucho más cotidianos (¿cáncer?). Admito que el film tiene algunas incongruencias de guión perfectamente perdonables si a cambio tenemos buenos momentos de tensión y un intrigante misterio. Garland se muestra como un director eficiente y seguro. Va sembrando la trama de elementos desconcertantes que van creando una insoportable tensión que desemboca en un atípico clímax.
Es hora de hablar del controvertido final. Reconozco que a mí estos finales metafísicos me gustan, así como las tramas rebuscadas que no le dan todo mascado al espectador. Me gustan las películas que me hacen pensar, que no me tratan de idiota. Por eso considero Aniquilación una buena película. Al menos intenta ser distinta aunque se haya quedado a mitad de camino. No es que el final de Aniquilación sea demasiado complejo. Eso sí, muchos espectadores no lo van a entender o directamente van a sentirse fuera de la trama. No puedo culparles, creo que el fallo no está en la metafísica ni en la complejidad de lo narrado sino en el ritmo. A Garland le falla el ritmo en la escena fundamental. Se alarga demasiado en una escena de gran belleza plástica pero que resulta redundante. Me sorprendió gratamente el singular uso del sonido y la música en esta escena. No puedo contaros nada más. Una verdadera lástima que un buen film de ciencia ficción se vea lastrado en su clímax por un fallo de ritmo.
Así pues, puedo concluir que Aniquilación es una película interesante y bien intencionada que no será comprendida por el gran público debido a un peculiar clímax.
0 comentarios