Y digo por fin porque esto tenía que llegar, de alguna forma u otra me lo esperaba, no sé, lo ‘barruntaba’ a los lejos, porque los noruegos Turbonegro siempre han jugado a la provocación con una facilidad pasmosa, siempre a sabiendas de la personalísima marca que crearon en la segunda mitad de los 90’s han sido imitados, copiados, plagiados… hasta la saciedad, incluso ellos mismos se volvieron unos ‘fusiladores’ experimentados sin rubor ni remordimiento alguno de riffs y melodías de otros tiempos a principios del nuevo siglo y a partir de Scandinavia Leather (2003). Su imagen, su estética ambigua, sus provocadores y sudorosos conciertos tanto en la época de Velvete como en la de ahora con el mazas de Duke Of Nothing al frente hacen de los noruegos unos tipos imprevisibles que están de vuelta de todo después de todo lo que han pasado (¡TODO!) y que les suda la polla lo que piense su público y sus fans a la hora de dar un volantazo supino probando y experimentando cosas nuevas (y seguir copiando con absoluto desparpajo otras, no os voy a engañar). ‘DATE PRISA Y MUERE’!!!!… Sólo ellos podrían aseverar semejante invitación a escuchar su nuevo disco…
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Para empezar, mi relación con Rock’N’Roll Machine (2018) es de amor/odio total, el ‘ODIO’ se manifestó rapidamente en las dos primeras escuchas, fueron para echarse las manos a la cabeza y enterrarlos vivos para siempre pero…¡qué cojones! ¡son Turbonegro! y el ‘AMOR’ comenzó a ganar terreno ‘por detrás…’ pues nadie como ellos para seguir provocando al personal con dos definiciones que yo pondría como titulares absolutos, y es que los de Happy Tom y Euroboy ‘han parido su disco más Gay/Glam’ o han querido decantarse por esta moda actual de ‘recrear los 80’s con una criatura ochentosa y orteroide hasta decir basta’. Que cada uno escoja la que le venga en gana…
El retorno en 2012 con Sexual Harrassment, sin matarme de placer, puso de nuevo a los nuevos Turbonegro en el mapa con un disco rudo, burrote pero con tintes glammys, con Duke Of Nothing berreando rabioso en la mayoría de temas. Fue un comeback digno. No pasará lo mismo con Rock’N’Roll Machine, este disco está muy alejado de su título a pesar de que todavía hay ‘turbonegradas’ marca de la casa como «Part II: Well Hello», «Hurry Up & Die» u «On The Rag» que no se encontrarán entre lo mejor de su repertorio pero que te recuerdan que estás ante un disco de los de Oslo. El resto, bufff, es una montaña rusa de sensaciones encontradas (por momentos en negativo, por momentos en positivo), teclados ochenteros (pero también ochentosos) diseminados por todo el disco, fogosos tics y plagios desvergonzados de pasajes de Slade y Sweet como en el tema título «Rock’n’Roll Machine», «Let The Punishment Fit To Behind» (¡gran título!) o «Special Education» que demuestran ese decantamiento definitivo y cachondo por el ‘glitter rock’ más desenfadado con un registro vocal limpio y melódico de Duke Of Nothing (en todo el disco es así, ¿habrá sufrido sin berrear nada?…). Y luego vendrían las ‘fusiladas’ más absolutas como esos Van Halen que subyacen en los surcos de «Skinhead Rock & Roll», ritmos ‘acedecianos’ que se ven venir en «Fist City», otro guiño a los Van Halen en el título «Hot For Nietzsche» con punteos épicos y teclados en la mejor tradición Townsend/Daltrey o, jo, jo, ese pastiche chulesco y socarrón en que se convierte «John Carpenter Powder Ballad» con esa progresión tan Bon Jovi/Survivor.
En fin y en conclusión, o se han dejado influir por el cortometraje Kung Fury (2015) del sueco David Sandberg o necesitan de la peligrosa búsqueda de ‘tras vías de expresión’ digamos, alejadas de su death punk habitual…
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