El mexicano Guillermo del Toro surgió como una promesa de la ciencia ficción con Cronos (1993), aquel film en el que Federico Luppi encarnaba un singular vampiro de la tercera edad. Luego dio el salto a Hollywood con producciones que oscilaban entre el encargo (Blade 2) y otras algo más personales que la media de ciencia ficción que nos llega del otro lado del charco (Mimic, Hellboy). Eso sí, sus mejores resultados de crítica los obtuvo con films de producción española como El laberinto del fauno o El espinazo del diablo. Sin embargo, reconozco que las esperanzas que puse en el director mexicano se han ido diluyendo con el paso de los años. Cierto que Crimson Peak era un estimable intento de resucitar el cine gótico pero Pacific Rim (una especie de Mazinger-Z contra Godzilla) me pareció una estridente e innecesaria chorrada. Y en esas estamos cuando nos llega esta The shape of water que es, a mi juicio, la mejor película de su autor. Es su intento más certero de aunar la ciencia ficción para frikis con el cine más mainstream. Técnicamente hace mucho que los films de Del Toro eran inapelables, pero es el guión donde residen las mayores bazas de esta película. Me gustó la presentación de personajes y cómo se van desarrollando. Así mismo, Del Toro utiliza la ciencia ficción para algo que hasta ahora no había hecho y que creo que es imprescindible: mostrar las miserias de la sociedad. Al ubicar su película a principios de los años 60 nos muestra problemas de la sociedad norteamericana de la época. Sin ser un manual del american way of life, The shape of water sirve para hacernos una ligera idea de los problemas de la época. Del Toro se detiene brevemente en el racismo, el machismo, la guerra fría, la caza de brujas, la homofobia, etc. En definitiva, el miedo a lo desconocido y al diferente. Algo para lo que la ciencia ficción es el género ideal. Del Toro ha elaborado su mejor historia hasta la fecha, la más directa y la más llena de matices jugosos. Su historia no tiene agujeros ni tiempos muertos y se beneficia de una gran ambientación. Todo encaja en esta historia en la que nada desentona. Es como esa fábula sobre el monstruo y la doncella que Tim Burton lleva décadas intentando ejecutar. Desde luego, se nota que Del Toro ha mimado con esmero la producción de esta película y ha puesto toda la carne en el asador. También es de agradecer que Del Toro no haya cedido a las exigencias del cine comercial y no haya recortado los planos de desnudos o de vísceras. Su esencia sigue estando presente, aunque destilada y mejorada. Quizás, como veremos más abajo, no todo el mérito no sea suyo.
Del Toro se nos muestra como un excelente director de actores, quizás su punto más débil hasta la fecha. Es un lujo poder contar con este plantel de actores y Del Toro no lo ha desaprovechado. Cabe destacar una Sally Hawkins maravillosa, como siempre, que parece estar en el papel de su vida que la va a sacar de los personajes secundarios. Hawkins borda el personaje de sufrida trabajadora de la limpieza en el turno de noche. No es guapa ni glamurosa, precisamente por eso resulta verosímil en un film de fantasía. Igualmente Richard Jenkins y Octavia Spencer logran conmover con sus interpretaciones. Este singular trío (una muda, un homosexual y una mujer de color) representa a esas minorías maltratadas que decidieron dejar de esconderse y mostrarse orgullosamente frente al mundo. Una vez más, Doug Jones se camufla bajo kilos de maquillaje para interpretar a un monstruo, esta vez no muy diferente del Abe Sapien de Hellboy, la verdad, tanto que podría creerse que estamos ante una precuela, pero no. Tienen apariencias físicas muy similares pero no son el mismo personaje. Obviamente, toda gran historia de ciencia ficción necesita un villano a la altura, un perverso personaje que encarne en una única figura todos los males de la sociedad. Me encantó la complejidad de ese villano encarnado genialmente por Michael Shannon. Es un tipo implacable pero lleno de matices, a cual más perturbador. Este perverso cuento con tintes sociales sobre un monstruo y una chica acaba siendo una fábula amable que deja al espectador con buen sabor de boca.
Ahora, la gran pregunta. ¿Es merecedoras La forma del agua de 13 nominaciones a los Oscar? Pues yo creo que no. Es una buena película pero no la veo para 13 nominaciones, la verdad. He de confesar que este año es la promoción de películas más flojas que recuerdo. Este año no hay ninguna gran película entre las nominadas. Un claro signo de que el cine moderno está en franca decadencia. Que un film bien hecho como La forma del agua sea la favorita para los Oscars dice mucho de la patética situación del cine norteamericano.
No se vayan todavía, la sombra del plagio persigue a esta película. No son pocas las similitudes con la obra Let Me Hear You Whisper publicada en 1969 por Paul Zindel, dramaturgo ganador del Pulitzer en 1971 por El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas. Según la demanda de plagio presentada, la obra de Zindel narra la historia de una solitaria limpiadora del turno de noche en un laboratorio en el que se experimentan con animales para uso militar. La protagonista queda fascinada por un delfín encerrado en un tanque de cristal. Gracias a la música de unos discos antiguos consigue comunicarse con el animal y se establece entre ellos una relación. Cuando descubre que las autoridades planean acabar con la criatura en aras del progreso científico la mujer libera a la criatura escondiéndola en un carro de la ropa y … hasta aquí puedo leer. ¿Qué queréis que os diga? A buen entendedor pocas palabras bastan. No sé si la demanda presentada por el hijo de Zindel prosperará, pero las similitudes son evidentes. Obviamente, Del Toro niega haber leído la novela o saber nada de ella. Feo asunto que corrobora el pésimo estado del cine actual si la sombra del plagio planea sobre lo mejor de este año.
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Lo dicho, lo mejor de Guillermo del Toro hasta la fecha, un film entretenido y bienintencionado en el que todo funciona aunque quizás su único pecado sea el plagio.
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