Edgar Wright fue en su día un director prometedor que con películas como Zombies party (Shaun of the dead), Arma fatal (Hot fuzz) o Scott Pilgrim con las que cosechó bastantes adeptos entre crítica y público. No es que tuviera un estilo innovador pero sus películas tenían un ritmo trepidante y un refrescante sentido del humor (bastante negro a veces). Ahora nos llega otra vuelta de tuerca a su estilo, Baby driver. Pero… pongámonos en antecedentes. En 2002, Wright dirigió el video de la canción “Blue Song” del grupo británico Mint Royale. En el vídeo un joven (interpretado por el cómico Noel Fielding) esperaba en su coche a unos atracadores para salir pitando una vez acabado el trabajito. El colega seleccionaba una canción que durara exactamente lo que iba a durar el atraco. El entretenido vídeo fue un éxito gracias a la interpretación de Fielding y la, por entonces todopoderosa, MTv. Edgar Wright estuvo barajando durante años la posibilidad de rodar una adaptación a la gran pantalla que finalmente ha llegado: Baby driver. La trama del film es muy similar a la del vídeo, si bien se han cambiado algunos detalles (lo del disc man ya pasó a la historia). Wright incluso se homenajea a sí mismo mostrando brevemente en pantalla el clip de Mint Royale. El estilo irreverente y alocado de sus primeros años sigue resultando efectivo pero yo empiezo a cansarme de este tipo de propuestas tan visualmente espectaculares como huecas por dentro. La cosa pinta bien con un inicio electrizante y el plano secuencia de los títulos de crédito cercano al musical. Esa letra de la canción que va apareciendo en pantalla me resultó original. Me gusta esa forma de entender el cine como mezcla desprejuiciada de géneros y ese humor que Edgar Wright imprime a su cine. Una pena que Tarantino lo hiciera antes. Sin embargo, mientras va avanzando el metraje nos damos cuenta que estamos ante un producto de impecable factura técnica y apabullante ritmo narrativo que peca de falta de carisma en su rol protagonista. Parece que es una constante en el cine de acción más reciente.
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¿Qué queréis que os diga? Noel Fielding lo hizo mucho mejor y resultaba más carismático. Ansel Elgort me parece un actor muy flojo. Ansel Elgort estará de moda entre las adolescentes pero es más inexpresivo que un candado, no resulta creíble. Su personaje es un poco rarito, siempre escuchando música con los cascos, como si fuera una crítica a esa juventud aislada continuamente de la realidad. Pero más allá de ese detalle, resulta bastante insulso. Una vez más estamos ante un film en el que el protagonista resulta el personaje menos atractivo. Una lástima. Ni las canciones ni las trepidantes escenas de persecuciones consiguen suplir la falta de carisma de este actor. Una pena. Una vez más se intenta que el carisma de los secundarios tire del carro, pero la cosa se queda a medio gas. El film empieza a repetir esquemas de sobra conocidos y acaba cayendo en lo previsible. Ni los secundarios como Jamie Foxx (que tampoco es santo de mi devoción que digamos), Jon Hamm o el defenestrado Kevin Spacey consiguen evitar cierta sensación de deja vu.
Baby driver entretiene, sí, hay que admitirlo, aunque bastante menos de lo que promete. Su fallo de casting en el rol protagonista lastra completamente una propuesta que podría haber sido bastante mejor. Se deja ver pero no deja poso, gustará a los más jóvenes pero defraudará al resto de espectadores.
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