Me gusta el cine de acción y me encanta la venganza en pantalla. Así sin pensarlo mucho, me vienen unos cuantos títulos sobre la venganza (la mayoría coreanos) tipo Oldboy, Sympathy for lady vengeance o Kill Bill. Los asiáticos parecen expertos en el tema de la venganza pero no son los únicos. La venganza es un tipo de cine con el que es fácil identificarse, se trata de enmendar una injusticia o, al menos, acabar con el culpable. El acto originario de dicha venganza suele ser tan terrible que el espectador no desea que el villano de turno se someta juicio, el espectador quiere que el villano muera. Puede que tenga algo que ver con una violenta catarsis en la sala de cine que nos libere de nuestras frustraciones cotidianas.
En los últimos tiempos ha surgido una nueva corriente de cine de acción cuyo héroe busca vengarse de alguna terrible afrenta. Pero apenas hay identificación con el protagonista. El cine moderno de acción cada vez se parece más a un vídeo juego. Hay acción a raudales pero apenas hay empatía con el protagonista. No hay implicación emocional, el espectador se ha convertido en un jugador de video juego. En el caso de John Wick estamos ante un film muy bien rodado y con una estética espectacular. Ni que decir tiene que las escenas de acción están endiabladamente bien coreografiadas. Un auténtico disfrute para quienes solamente busquen acción sin más. No es mi caso. Es tal su falta de personalidad que se me hizo algo pesado a pesar de sus vertiginosas peleas y sus tiroteos sin fin. El principal problema reside en un inexpresivo Keanu Reeeves que resulta de lo más insulso. Es imposible sentir la más mínima empatía por un actor tan poco dotado para la interpretación. En casi 30 años de carrera, Reeves ha sido incapaz de aprender a usar los músculos de la cara para transmitir cualquier sentimiento o emoción. Da igual que esté triste o enfadado, sus gestos no varían. Las escenas de acción se le dan muy bien, eso sí. Quizás no toda la culpa sea de Reeves. La historia la hemos visto cientos de veces. El héroe de oscuro pasado que debe abandonar su retiro para subsanar un problemilla. Sí, ya sé que os suena. El guión no ha dotado al personaje de ninguna arista, es un ladrillo sin sentimientos. No hay atisbos de ironía ni humor en toda la película. Qué demonios. Hace 30 años Bruce Willis se hizo de oro con la jungla de cristal (Die hard, 1988) gracias al impagable humor que destilaba su personaje. Tanto o más que por las escenas de acción, lo que realmente hace bueno a un film de aventuras o acción es el carisma del protagonista y/o del villano. Pero este John Wick tiene un importante déficit de carisma. De mala leche va sobrado. No hace falta ser un burlón tipo McClane, con un poquito de personalidad hubiera sido suficiente. John Wick peca de tomarse en serio a sí misma, esa propuesta no hay quien se la trague.
No solo el protagonista está mal planteado. El resto de personajes están presentados a brochazos. Ni el buen hacer de los actores secundarios es capaz de infundir algo de vida a los personajes. No se vayan todavía. El guión carece de la más mínima capacidad de sorprender al espectador durante toda la trama. Hay chicas guapas, cochazos, secundario de lujo, etc. Lo intenta con algún tramposo giro, pero se le ve el truco. Ni es original, ni divertido ni transgresor. El guión apunta elementos interesantes (el hotel de los asesinos) y algunos personajes podrían dar mucho juego pero no los desarrolla. La trama de la venganza y la red de asesinos vienen a ser meras excusas para intercalar escenas de acción. No me creo nada de la trama ni pienso que a nadie le interese. Sinceramente, las peleas me gustaron pero acabaron por dejarme exhausto. Respecto a la música, machacona a cargo de Tyler Bates quien incluye un tema compuesto con su amigo Marilyn Manson.
La pareja de directores de este engendro Chad Stahelski y David Leitch demuestran saber rodar escenas de acción y un estilo visual muy depurado que quizás con una buena historia podrían darnos alguna excelente película de acción. Su carrera parece ir viento en popa. David Leitch ha dirigido Atómica y Deadpool 2, mientras Chad Stahelski ha dirigido la segunda entrega entrega de John Wick y prepara un remake de Los inmortales. Miedo me da.
Reconozco que tras ver John Wick pensé que algunos elementos se desarrollarían en posteriores entregas. Pero no fue así. Lo dicho, para amantes del cine de acción sin más.
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