¿Habeis hecho alguna vez eso de elegir los mejores discos del año?. Es algo que se pone uno a hacerlo y engancha, pero mira, también es un coñazo. Seguro que habrá quien tenga una mente prodigiosa capaz de acordarse de los discos escuchados y de los que les han conseguido hacer dar un vuelco, o es lo suficientemente ordenado y previsor para ir apuntándolos. Yo que soy el hermano menor del caos, entre que se me olvidan muchos y que por otra parte, la cantidad de discos que escucho a lo largo del año es larguísima, cuando me siento a intentar dilucidar mis discos favoritos, las paso putas, para que engañarnos. Y es que cada día, de primeras, me encuentro con algún disco que podría tener sus opciones, y otros que sin ser un top anual como diría alguien, me sorprenden por el futuro que atesoran, como es el caso de estos daneses llamados Kaiju, unos tipos bastante jóvenes, que solo llevan un año como banda y que se han sacado de la manga un disco de metal progresivo de muy señor mío.
Llevamos un año de muy buenos lanzamientos del estilo, con muchos de los primeros espadas apostando fuerte, así que intentar encumbrar este disco entre los sobresalientes de 2017 se antoja en principio complicado, pero no creais que desmerece ningún elogio, y siendo capaz de obviar esos nombres que se antojan como favoritos siempre que tienen grabación reciente, es una muestra de la buena salud de la que disfruta el prog metal. Kaiju nos presentan 10 canciones que pueden buscar cobijo sin problemas en los fans de Leprous además de esa contundencia de gente como Mastodon. Un trabajo brutal de guitarras, una batería que aporta esa fuerza vital, para que siempre tengas clara cuales son las intenciones de la banda y los constantes cambios que protagonizan cada canción. Una muy buena banda, con canciones como la potente «Troubled waters» o «Emotions» que los coloca en esa terna de grupos a los que no perder la pista.
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