En mi caso, vuelvo a un terreno en el que me encuentro realmente cómodo, el ‘Stoner’, y en este caso el más apegado al Heavy Blues y el Desert Rock más ácido y fumeta de la mano del nuevo trabajo de The Black Wizards y de las ya consagradas ‘Criaturas Salvajes’ Joana Brito y Helena Peixoto que ya reinaron en el blog prohibido (sí, una vez más) con su primer LP, Lake Of Fire (2015). Ya os adelanto que se han marcado el mejor trabajo de su carrera. La nota que le pongo no es nada gratuita, os lo aseguro…
Por una vez, me saltaré el protocolo ‘estético’ de esta sección para que leas con música de fondo, y es que ‘uno no quiere morir’…de placer!!!…
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Y bien, con un marco de fondo en el que los diversos ácidos y las setas más alucinógenas campan a sus anchas en aras de expandir hasta el infinito la creatividad de este cuarteto de portugueses liderados por Joana Brito y Helena Peixoto (lo siento Paulo y Joao, en ‘CxS’ estáis en segundo plano ji,ji,…), unos breves datos biográficos para situar a los neófitos en ‘Brujas Negras’. La banda se forma en 2014 por nuestras protagonistas y Paulo Ferreira (guitar) y Joao Mendes (bass) sacando a principios de 2015 su primer E.P., Fuzzadelic, muy influenciado por Cream y Jimi Hendrix pero también por Black Sabbath, Zeppelin y Kyuss. En el mismo año publican su debut en larga duración, Lake Of Fire (2015) añadiendo más LSD si cabe al asunto y adentrándose claramente en el Stoner más ‘Ocult Rock’ y saturado sin perder su faceta ‘bluesy’. Una Obra Maestra del estilo que los encumbró a lo más alto en la escena mundial y que les hizo girar ya por Escandinavia, Alemania, Holanda, etc,… y liderar ya festivales del género en nuestro propio país.
Si no tuvimos suficiente con el mencionado Lake Of Fire, dos años después nos llega el que se convierte hasta la fecha en su álbum más grande sin discusión alguna, el que los va a consagrar sí o sí como uno de los ‘popes’ indiscutibles del Proto Heavy y el Psychedelic Blues. Ha llegado la hora de desgranar con auténtico placer y emoción a raudales las exhuberantes nueve canciones de What The Fuzz! (2017). En primer lugar, la escucha de este disco se convierte en toda una experiencia sensitiva y sensorial, la banda se nota que ha grabado todos los cortes en riguroso directo, como si se hubiesen registrado encima de un escenario (¡su jodido hábitat natural!) con un sonido entregado, imperfecto (a propósito), fluido y expontáneo y desarrollando descaradamente su faceta más ‘jammy’, fumeta, lisérgica, flotante o como coño queráis llamarlo. La banda no ha querido registrar un álbum Stoner al uso (la esencia Kyuss/Nebula practicamente es inexistente), y es que no han querido repetir las mieles del éxito desértico y tribal de Lake Of Fire para decantarse claramente por el blues psicodélico tomando como referencia principal a la mismísima Experience de Jimi Hendrix. Me da por pensar también (quien sabe) que el peso que ultimamente tienen en la industria bandas como Pristine, No Sinner y, sobre todo, Blues Pills puede haberlos inspirado de alguna manera para sacar unas composiciones en donde el blues y la psicodelia 60’s se han convertido claramente en la columna vertebral de What The Fuzz!, qué si no son los excelsos ejercicios ‘bluesys’ del inicial «Freaks & Geeks», el blues fumeta y semiacústico de «Floating Blues» (con cierto aire al «Space Cadet» de J.Garcia & J.Homme), el ‘delta blues’ del breve «Just Not Today» o el hendrixiano «Fire» que se convierte en un gran homenaje al eterno Electric Ladyland pero a Brant Bjork también. Por dios!. La psicodelia campa a sus anchas por todo el disco pero su olor y su sabor se palpan en los temas más densos y áridos, los pocos con presencia stoner predominante como el brutal «The Story Of A Hopeless Dreamer», el zeppelinesco «I Don’t Wanna Die» y ese magistral final con la épica psicodelia bluesy de «Everything Is Good Until Trouble Come», un excepcional viaje al corazón de los 60’s con una Joana Brito llevándonos en volandas hacia el infinito como si de una Janis Joplin del S.XXI se tratase, sin grandes despliegues vocales pero tocando la fibra siempre. No me quiero olvidar de los demás, con un excelso Paulo en los punteos y solos, un Joao intratable a las cuatro cuerdas, siempre presente en todo y, cómo no, la otra Criatura a las baquetas, esa Helena P. que llena todos los espacios, que es implacable cuando quiere y sutil y delicada cuando la canción lo pide. Una delicia.
¿Que qué me queda más por decir?, sí, una cosa más, ‘BOLA EXTRA’!!!…
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Feeling setentero hasta el infinito aquí abajo!…
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