Hace un par de meses mal contados, parte del Staff de Rock The Best Music, para despedir el verano, montamos una fiesta, sesión… como queráis llamarla, con el objetivo de pasar un buen rato en un garito aquí al sur del sur, en la Mazmorra Metal Bar de El Puerto de Santa María. Y voto a brios que lo pasamos bien y la mayoría de la gente que por allí pasó, que dicho sea de paso fueron bastante, a compartir unas canciones y unas copas. No he comentado, que fuimos los encargados de poner música a la fiesta (eso de evento a mi me suena demasiado serio y moderno), y aquí el menda, decidió elegir como arsenal un buen puñado de canciones de las que me han gustado siempre, con las que crecí, y sigo viviendo. Ese hard rock de mitad/final de los ochenta que forma parte de mi bagaje, el heavy metal que forjó mi personalidad. Y entre todas esas canciones, de marcado tono festivo, no podía faltar uno de lo hits mas conocido de esta historia, que a pesar de no ser suyo, pusieron en millones de hogares Quiet Riot. No hace falta que os diga que canción es, ¿verdad?.
La muerte de Kevin DuBrow nos dejó marcado a más de uno, porque sin duda, es la voz con la que relacionamos principalmente a la banda, claro que por sus diferentes etapas han pasado también vocalistas de primera como Paul Shortino o ultimamente Jizzy Pearl, que ante la sorpresa de muchos, abandonaba la banda, dejando su lugar a Sean Nicols que ponía las voces a este disco. Pero sorpresas que da la vida, el grupo anunciaba el despido del cantante, que era sustituido por James Durbin, conocido por su paso por American Idol (y que a mi me recuerda a Mark Slaughter), y decidían volver a grabar las voces del disco, lo que retrasaba su salida hasta final del verano. Bueno, pues por fin este nuevo disco de una de las bandas más carismáticas (para mi desde luego) del hard rock, y oigan, que la espera a merecido la pena, porque los incombustibles Chuck Wright y Frankie Banali, junto a ese buen guitarrista llamado Alex Grossi, y el nuevo vocalista, se marcan un buen disco.
El disco se abre con «Can’t get enough», buena guitarra, solo hard rock, pero ya sabeis. En «Getaway» es el bajo quien toma el control. «Roll this joint» sigue la misma onda, sin excesos, riff marcado y mucha melodía. «Freak flag» aumenta el tono de potencia, cuando hablamos de la batería que le imprime un toque más duro, mientras Durbin sigue desplegando melodías. «Wasted» mira hacia el pasado más clásico de la banda. Muy buen riff de guitarra el de «Still wild», aun así a la canción le falta algo de garra, de chispa. De nuevo la batería tomando posiciones, esta vez en «Make a way» y ese regusto blues que posee. Más rockero suena «Renegades» con la guitarra en primera fila y un buen estribillo. «The road» es un acertado medio tiempo, con el que en otros tiempos se hubiesen colado en las FMs sin problemas. Cierran el disco «Shame» y «Knock em down», con la sensación de que Quiet Riot siguen rockeando y que es bueno que estas bandas nos sigan ofreciendo discos.
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