Sinceramente, pienso que la posibilidad de que volvamos a ver a Yosi al frente de Los Suaves, aunque sea en algún concierto de despedida, cada vez se aleja más. Y me apena, porque es una banda – cierto es que en los últimos tiempos me he ido distanciando de ellos – en la que sus canciones formaron parte de mi acercamiento al rock, allá a mitad/final de los 80, esos temas que descubría cada día y me hacían saltar de la silla o de donde estuviese. Canciones que no solo se han ido quedando como clásicos atemporales del rock, sino también como inquilinos permanentes de mi memoria y mis vivencias. Siempre, desde un primer momento, tuve mucha cercanía con el rock español, con las bandas de nuestro país, por su mensaje, como por esa cosa que las diferenciaba del rock que venia de fuera. En aquellos días, muchas letras me hacían meterme en las canciones, e identificar aquellos párrafos con mi forma de vivir, de pensar. Canciones de Barón Rojo, de Obús, de Leño………. podría hacer una lista interminable, y no digamos de discos que me aprendí desde la primera letra hasta la última, con los que disfrutaba, reía o me hacían pensar. Con los que fui forjando una forma de ver las cosas, y una forma de vivir, con los que compartí mis momentos mas alegres y mis horas mas bajas, aquellos que cuando vinieron malos tiempos, me hicieron olvidar durante esos 40 o 45 minutos que duraban, y aquellos que me acompañaron en brindis y celebraciones.
Y uno de esos discos lo descubrí en el 88, grabado en una vieja cinta de cassette. Era un grupo de Ourense, cuyas letras me marcaron y sentí como mías. Aquella banda eran Los Suaves, y aquel disco «Ese día piensa en mi». Y es curioso, porque más que fan de Los Suaves, yo soy fan a muerte de este disco, que lleva acompañándome y sonando regularmente a mi lado, ya casi 30 años. No conocía nada de estos tipos, no había escuchado sus discos anteriores, y darme de cara con «Sabes, Phil Lynnot murió» fue algo increíble. En una época de desbocadas rock stars, un tío con su banda, en vez de querer demostrar lo grande que era, rendía homenaje a uno de los grandes del rock. Si yo ya amaba a Thin Lizzy, esta canción, consiguió que lo hiciera aún mucho más.
Yosi, voz cascada y letras con alma, Charly al bajo, y dos guitarristas con un gusto tremendo a la hora de tocar, Hermes y Moncho, en aquellos tiempos de glamour y desfases, dejaban claro, que el rock and roll, era sobre todo sentimientos y echarse la vida de frente a la cara. Si el primer tema era una pasada, que decir de «Dolores se llamaba Lola», vaya historia, con una banda tocando a saco y un Yosi, que lo de menos era como cantaba y sí lo que cantaba, «Las vueltas que da la vida, el destino se burla de ti….». Escuchar este disco de Los Suaves, era como escuchar historias en aquel bar lleno de gente mayor, donde te tomabas los cubatas por dos duros. «Solo pienso en dormir» es diversión entre continuos riffs brillantes.
Si hay una balada, medio tiempo o como le queráis llamar, capaz de helarme la sangre en las venas, es sin lugar a dudas «Nena, te voy a dejar», jamás una declaración de amor fue tan triste, profunda y sincera. 30 años después, aun me sigue poniendo la piel de gallina esta canción, y estoy seguro que lo seguirá haciendo dentro de otros 25, 30 o los que sea, mientras siga escuchando aquello de «Y ya ves que la razón de acabar de esta manera, es: «Sólo te puedo dejar el día en que yo me muera». Este disco fue un punto de inflexión para Los Suaves, a partir de aquí vendría el éxito, y la entrada de un grandísimo guitarrista como Alberto Cereijo tuvo mucho que ver. A partir de aquí, Los Suaves ganaron mucho, crecieron una enormidad, pero algo se quedo en el camino, algo que no sabría explicar. El propio Cereijo hacia acto de presencia en esa declaración de principios, que yo firmaría con los ojos cerrados, llamada «No puedo dejar el rock», «Puedes atrapar el viento, llevar a casa el mar, evitar que pase el tiempo, pero no puedes, no puedes dejar No, no puedes dejar el rock.»
«Ese día piensa en mi», sigue la misma tónica, rock directo y potente, con un sonido, apagado pero intenso. Quizás la producción no sea uno de los fuertes de este disco, pero permite ver unas canciones desnudas que ganan en el cuerpo a cuerpo. Thin Lizzy siempre fue una constante para Yosi, y eso se nota en el dueto de guitarras constante de este disco, como se puede apreciar en «Buen suceso» y su pregunta «que haremos con las guitarras si matan el rock and roll». Solo y puro rock and roll es «Río y no sé por qué», de nuevo con un protagonismo inmenso de Hermes y Moncho. El disco lo cierra «Camino de una dirección», con mucha influencia Lynnot, donde hablan del caballo, por desgracia tan habitual en aquellos días. El camino del éxito es lo que tomarían Los Suaves. Pronto me terminé comprando este disco, que ya anda casi rayado de tanta escucha, por lo que tendré que renovarlo un día de estos. Pero algo os digo, aunque lo reediten y remasterizen, siempre buscaré el que tenga el sonido original, puede que peor, pero sincero, como la vida misma.
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