Reconozco que no había visto nunca antes a The Steepwater Band. Mea culpa. En sus anteriores visitas a Zaragoza no me había sido posible asistir a sus conciertos. Algo que varios colegas siempre me echaban en cara, según me decían, perderse a este grupo en directo es un auténtico pecado. No será para tanto, decía yo, pero finalmente he conseguido verlos y solamente puedo deciros que todo lo que leas o escuches sobre The Steepwater Band se queda corto con la impresión que producen cuando los ves en directo. Realmente es un pecado perderse un grupo así en directo. Estos tipos son unos monstruos de cuidado, unos virtuosos de sus instrumentos que sobre un escenario son un torbellino de rock y energía. Hay que joderse. Cómo suenan estas auténticas apisonadoras. Los de Chicago están inmersos en una de sus ya habituales y maratonianas giras europeas pero ni los kilómetros ni el cansancio hizo mella en su actuación. Tampoco el hecho de que Las Armas estuviera a medio aforo pareció importarles. Salieron a darlo todo y el público allí congregado se lo supo agradecer.

Su blues rock con toques de Americana es imbatible en directo. Empezaron fuerte y pronto sonaron temas de su último trabajo, el excelente Shake your faith, como el tema que da nombre al disco, Mama got to ramble, Bring on the love o I will never know. Alternaron también con lo mejor de su discografía como Hard as a rock, Come on down o The stars look good tonight. Viéndolos uno se queda con la boca abierta. El sonido era compacto y cristalino. La sincronización, perfecta. La energía a base de riffs fluía desde el escenario contagiando al respetable. La comunión con el público y la entrega fue total desde el principio lo que convirtió al show en una auténtica fiesta de buen rock. Hubo también hueco para versiones como el Cimannon girl del gran Neil Young (que sonó brutal) y la stoniana Honky Tonk Women. Tampoco se olvidaron de homenajear a Robert Johnson, que para algo era también de Chicago y el abuelo del delta blues, con una eléctrica versión de Crossroads.

En definitiva, era verdad. Es un pecado perderse una gran noche de rock a cargo de The Steepwater Band.

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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