La verdad es que cuando me enteré que El Puerto de Santa María, lugar donde resido, iba a tener dentro de sus fronteras un concierto de Iggy Pop mi primera reacción fue de incredulidad, pero cuando me comentaron que todo estaba orquestado junto al Gran Premio de Motociclismo de Jerez de la Frontera, y me lo confirmaron desde el Ayuntamiento, estaba claro que el día en que las motos tomasen la ciudad, la fiesta de decibelios sería doble, las guitarras competirían con el sonido de los escapes de las motocicletas. Desde el principio me pareció una buena idea diversificar el festival, por un lado la parte rockera, por otra la de música electrónica, y mejor aún cuando los horarios definieron que la convivencia no se daría, puesto que el rock tomaría el escenario desde las 16 horas a las 23 y a partir de ahí, la Ciudad Deportiva Portuense, lugar elegido para el concierto se transformaría en pista de baile. Las prontas confirmaciones de Iggy y de Los Zigarros, dieron lugar a un baile de nombres, sonando fuerte uno que podría haber conformado un cartel apabullante, pero finalmente la banda elegida para cerrar el cartel fueron los indies Love Of Lesbian, que parecen instalados en casi cualquier festival que se celebre en la piel de toro.
Llegado el día, todos los astros eran favorable. Gran ambiente en la ciudad, buen tiempo, una organización bastante buena ( es de destacar que continuamente varias personas iban recogiendo del maltrecho césped la basura que la gente íbamos dejando), fluidez en la entrada (tal vez porque al menos durante la parte rockera, la afluencia era continua pero sin aglomeraciones) y la decisión de que los menores de doce años no pagasen lo que dio la posibilidad de ver bastantes niños por allí que podrán contar dentro de un tiempo, que pudieron ver a Iggy Pop en directo. Con el sol pegando e invitando a refrescarte a base de cervezas, y tras el primer Dj (se iban intercalando con las actuaciones de las bandas), se subían al escenario los valencianos Los Zigarros, con su efectivo rock and roll, que ante tanta claridad y una no excesiva presencia aún de público, fuero de menos a más, mostrando un show directo, del que reconozco que disfruté mucho más cuando comenzaron a rockear, y no solo yo, algo que el propio vocalista de la banda Ovidi Tormo, comentó desde el micrófono. Sonaron canciones como «A todo que si», «¿Que demonios hago yo aquí?», «Hablar, hablar, hablar», «Disparamé» o «Dentro de la ley», con la gente bailando sin parar en los temas más eléctricos.
Todos satisfechos, tocaba reponer fuerzas, y encontrarnos con la gran Silvia Superstar que era la encargada de pinchar y caldear el ambiente antes de la siguiente actuación. Y a pesar de algunos problemas, cerveza y rock and roll se dieron cita bajo la música de clásicos del rock and roll de esos que levantan a un muerto, mientras el escenario se preparaba para Love of Lesbian, y fue curioso ver como cuando el grupo hacía aparición sobre el escenario del Motor Circus, un tipo de público más acorde a su sonido se acercaba presto al escenario mientras que el rockero más clásico se dedicaba a otros menesteres. Precisamente otros menesteres primaban para mi en ese instante por lo que no pude seguir la actuación de los de Barcelona. A mi regreso a la Ciudad Deportiva ( la decisión de que la gente pudiese salir y entrar del recinto fue un acierto de la organización) se notaba el aumento de público, y las ganas de disfrutar de la Iguana, de vivir la experiencia de encontrarte frente a frente con una de las leyendas incombustibles del rock and roll, que a pesar de sus 70 años y una cojera muy pronunciada, aún sigue siendo una bestia encima del escenario, como demostraría frente a un entregado público que en su gran mayoría sabía a lo que venía y lo que quería.
Apoteosis cuando comienza a sonar «I wanna be your dog», reacción en cadena, ¿alguna cosilla que objetar?, quizás, pero es solo rock and roll y me gusta, así que todo dios botando, saltando, allí arriba el puto Iggy Pop, aquí abajo los mortales que hemos venido a que nos de peligro, a vivir otra noche para contar y recordar. Iggy se entrega, no para, salta entre la gente, no para de moverse, de bailar, y caen esas canciones que todos nos sabemos, que hemos venido a cantar. «lust for life», «Sixteen», «Real wild child (wild one)», «Gardenia»…. y mirad que Iggy tiene canciones, tanto en solitario como con The Stooges pero a mi me la pone dura «Candy» y sonó en la noche portuense para delirio personal de este que mal escribe cuatro líneas, desparrame total. «Search and destroy», «Gimme Danger» ¿o acaso que habéis venido a buscar?. Alucinante ver a gente que no tenía nada que ver con este rollo alucinando con lo que se cocía en el escenario, la cara de felicidad de más de uno mientras la música no dejaba de sonar, seguro que se le podrán poner mil pegas, pero amigos, no se para vosotros, pero para mi fue una magnífica noche de rock and roll. Ojalá Iggy nos duré otros setenta años a este nivel.
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