Conté hasta diez sí, y es que en un primer momento, tras salir del cine, tuve el impulso de abrir el editor y empezar a plasmar todo lo que se me pasaba por la cabeza tras asistir a la nueva vuelta de tuerca de Ridley Scott de ese universo Alien que, vaya usted a saber si por casualidad una vez vista su trayectoria posterior como director, en la que, salvando tres o cuatro cosillas, no ha escapado de la mediocridad, allá a finales de los setenta consiguió impactarnos de verdad (aquí uno que fue dos días consecutivos a ver Alien en el momento en que se estrenó). Sí, conseguí dominar mis impulsos y en estas últimas horas he vuelto a ver Prometheus, esa  película que por lo menos tenía la decencia de que la palabra Alien no figurase en el título, para ver si algo se me había escapado. Y la verdad que ha sido un buen ejercicio, y que desde aquí aconsejo a quien tenga intención de pasar por el cine a ver este Alien: Covenant.  Siempre irá bien refrescar la memoria para ponernos en situación, y es que es aquí cuando Ridley, viendo que la cosa no le acabó de salir bien con Prometheus, decide, dar todas las explicaciones posibles y atar todos los cabos (muchos) que quedaron sueltos hace cinco años.

Aunque la gran pegunta es: ¿Son necesarias estas indagaciones sobre los orígenes de la criatura? ¿Necesita algún tipo de añadido esa perfección absoluta el Alien del 79? Para mi no hay ningún tipo de duda sobre cual es la respuesta a las preguntas. Sólo hay una respuesta y es un NO en mayúsculas. Y al final dos son las sombras que sobrevuelan estas dos últimas creaciones de Scott: una se basa en el tema crematístico, y es que, y eso ya se pudo ver a partir de la tercera entrega de la saga, la marca Alien sigue generando surculosas sumas de dinero como para no aprovecharlas, mientras que la segunda, quizás malintencionada, hace referencia a que treinta años después Ridley Scott aun no ha podido pasar página a que un tal James Cameron en 1986 consiguiese crear un espectáculo de las dimensiones de Aliens: el regresopelícula capaz de situarse a la misma altura que su predecesora y que, en cierto modo, vino a quitarle a Ridley parte de la autoría de la marca Alien.

Sea como sea, Ridley Scott sí ha visto la necesitad de indagar sobre los orígenes de todo, y ha vuelto a poner en marcha la maquinaría para ofrecernos más de lo mismo con resultado final que tiene las mismas virtudes y defectos que Prometheus. Las luces siguen siendo las mismas, y es que Scott a sus 80 años sigue demostrando que es bueno, muy bueno, casi único, cuando se trata de recrear universos. Su fotográfica y manera visual de crear los lienzos son magistrales, y es ahí cuando se nos aparece el creador de ese Alien del 79, de Blade Runnerde la denostada LegendBlack Hawk, o ese monumental Gladiator Sí, con Alien: Covenant vuelve a recordarnos que lo suyo es la recreación de universos. Otra cosa, y ahí ya entramos en el apartado de las sombras, es cuando de lo que se trata es de contarnos historias, y es que salvo cuatro de las anteriormente citadas juntos con alguna que otra cinta menor, los problemas se le acumulan.

Alien: Covenant tiene mucho de esas sombras al repetir en gran parte los defectos de su predecesora, y lo peor que le puede pasar a una cinta de estas características es que la palabra predecible sobrevuele en todo momento la película. Una estructura que en nada difiere de los visto hace cinco años, aunque con el añadido de que aquí la tripulación que compone la expedición todavía se nos presente más plana que la anterior entrega, y encima sin la presencia de Idris Elba y la de la siempre bienvenida Charlize Theron. Aquí, igual que en Prometheus, Ridley pierde poco tiempo en la presentación de los componentes, quizás porque todos sabemos que final les espera, por lo que tampoco perderé yo mucho en analizar ciertos personajes que rozan el ridículo, como puede ser el del pobre capitán que se ve obligado a tomar el mando de la expedición, y que tiene el honor de protagonizar la escena más vergonzosa de la que acontece a lo largo de las dos horas de la cinta, y es que nadie en su sano juicio, y más después de ver en primera persona como se las gasta David, se asomaría a mirar que hay ahí…

Antes he comentado el consejo de volver a revisar Prometheus antes de atacar con este Covenant, y esto nos irá bien para entender en que planeta nos encontramos ahora, y si bien Ridley decide refrescarnos la memoria en una escena que, de no ir con tantas prisas (quizás por exigencias de que la película no se fuera más allá de las dos horas), de haberse rodado con más cuidado y esmero podría haber sido de esas genialidades que de vez en cuando nos obsequia Ridley, donde toda la locura de David, como en 1968 se nos presentará la de Hal 9000, desatando el genocidio del creador de su creador, da paso a la génesis de la explicación que nos pretende mostrar Soctt con este Covenant. A partir de aquí, cuando ya tenemos las explicaciones sobre la mesa es cuando de nuevo se nos aparecen las sombras y la cotenación de hechos desemboca en una parte final que no es más que un cumulo de despropósitos que a ratos rozan el ridículo.  Sin entrar en spoilers, está claro quien es el que sube en la nave, y, también es aquí, si bien ya lo sabíamos nada más iniciarse la película, que Daniels queda, y esto no es culpa suya ya que le pasaría a cualquiera, lejos, muy lejos, del liderazgo de Ripley.  Por cierto, hablando de Ripley, cierras los ojos y en la escena de la lucha final, no te cuesta mucho imaginar que estás viendo una de las dos primeras entregas.  No parece que os guionistas hayan perdido mucho tiempo en imaginar como debe acabar el litigio por quien se queda en la nave.

Eso sí, a Alien: Covenant nadie le podrá quitar una sobresaliente primera escena con un duelo entre David (con un Fassbender ya apropiado de la saga, aunque yo me quedaré siempre con el Bishop de Lance Henriksen) y Peter Weyland  (magnífico Guy Pearce) junto con una recreación visual de ese universo, paraíso en algunas ocasiones e infierno en otras, donde Ridley Scott nos vuelve a demostrar que para eso pocos le pueden mirar cara a cara.

El resto ya es otra cosa…

ALIEN: COVENANT – Ridley Scott (2017)

by: Rockthbestmusic

by: Rockthbestmusic

Titulado en leyes, amante del apasionante mundo de las estadísticas y desde 2007 en la Red con este artefacto llamado RockTheBestMusic. Y sí, Led Zeppelin es el mejor grupo que ha transitado por el Planeta TIierra.

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