Leía en uno de esos libros sobre las mejores películas del siglo XX, que “Sorgo rojo” (1987) fue el primer film chino estrenado en España de forma comercial. Todavía recuerdo el día que eso pasó, en un cine de la calle Martín de los Heros en Madrid, como recuerdo los inmediatamente posteriores de “Semilla de crisantemo (Ju- Dou)” (1990) y “La linterna roja” (1991). Desde esos finales de los ochenta y principios de los noventa, el nombre de Zhang Yimou se encuentra entre los importantes del cine asiático y junto con Chen Kaige, con quien empezó de director de fotografía en su obra maestra “Tierra amarilla” (1984), son los realizadores más importantes de la llamada “Quinta Generación” del cine chino, aunque Yimou ha conseguido una filmografía más exitosa, con grandes “taquillazos” como “Hero” (2002) o “La casa de las dagas voladoras” (2004) con películas más modestas en medios y sencillas en planteamiento pero de notables resultados como es “El camino a casa” o “Ni uno menos” , ambas de 1999, y que llegó al paroxismo dirigiendo la espectacular ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Cine basado en un dominio de la narración, sumado a un preciosismo en la puesta en escena donde se nota sus inicios como fotógrafo. Sus producciones suelen ser cuidadas y pulcras y tanto en sus espectáculos fantásticos como en sus obras más intimistas siempre la realización es cuidada y todo avanza con gusto y clase, desde los colores fuertes a una puesta en escena que alterna los planos medios con grandes generales.
Por ello, me ha dado tanta pena ver “La gran muralla”, un producto “sin pies ni cabeza” donde apenas nada de lo que sucede tiene el más mínimo sentido. El largometraje cuenta la historia de unos aventureros europeos (un inglés y un español) que van a China en busca de la mítica pólvora negra y acaban envueltos en una batalla contra unos alienígenas, junto a un poderoso ejército chino que ha construido La Gran Muralla para evitar el paso de los extraterrestres. El problema es que la cinta parece un cruce entre “Independence Day”, con “Juego de Tronos”,con su Muro, su Guardia de la Noche y sus Caminantes Blancos, con toda la tradición de guerreros chinos, tipo “La casa de las dagas voladoras”. Un sinsentido, donde nada de lo que sucede tiene el más mínimo rigor, donde no se explica nada de la acción y con una resolución ridícula solo comparable al final de “Independence Day”, donde una vez se acababa con la nave nodriza terminaba la invasión. Ejemplos de esto los tenemos en no decir por qué los monstruos atacan cada sesenta años, por qué son millones o qué aporta a la narración el personaje de Willem Dafoe, quien tiene una relación con los protagonistas estúpida y que apenas suma nada a la trama.
Los personajes son meros arquetipos comenzando por Matt Damon, acostumbrado de vez en cuanto a lidiar con este tipo de roles y el chileno Pedro Pascal. Lo más salvable en el reparto es la joven actriz Tiang Ling pero hay que recordar que Yimou ha sido siempre un especialista en dirección de mujeres, solo hay que recordar todos los trabajos con sus musas, primero con Gong Li y con posterioridad con Zhang Ziyi, cuyo trabajo es de cierto parecido con el de la Comandante Lin Mae. Eso y algún pasaje donde sí se nota la mano de Zhang Yimou, pleno de colorido y espectáculo, consiguen que el edificio no sea demasiado deficiente aunque se quede lejos del aprobado. Es una lástima pero considero a “La gran muralla” como la peor película hasta la fecha de Zhang Yimou. De largo, aunque todo buen escribano tenga un borrón en su trayectoria, que hasta este momento había sido ejemplar.
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