Interesante noche de metal la que se proponía en Sevilla, con la llegada de los finlandeses SONATA ARCTICA, acompañados en esta gira por los canadienses STRIKER y los noruegos TRIOSPHERE, ante una sala Custom que respondió y que presentaba un excelente aspecto. Y es de agradecer a la promotora de la gira (Madness Live!), el hecho de traer a bandas de este calibre por estas latitudes tan meridionales donde cada vez es más complejo el riesgo que entraña que la convocatoria de público sea ínfima, así que depende de todos los amantes de estos géneros que con su apoyo consiguen que los grupos internacionales puedan acabar descargando su música por estas tierras. Solo por eso merece nuestro reconocimiento y aplauso a los encargados de que en Sevilla no se programe solo un tipo de música.
La tarde comenzaba con STRIKER, que desde Canadá dejaron claro en sus cuarenta minutos de actuación que lo suyo es el metal clásico sin ambages, con sus toques de “power”, algunos riffs que recuerdan a Iron Maiden y una voz poderosa y enérgica como la de Dan Cleary, bien acompañada en los coros. Letras que giran en torno a temas como la muerte, el metal o el alcohol y que encandilaron a los presentes con canciones como “Phoenix lights”, “Born to lose” o ese “Fight for your life” con el que finalizaron y que consiguieron la comunión perfecta con casi todos los asistentes coreando su estribillo.
Un rápido cambio de escenario y salían los noruegos TRIOSPHERE, mucho más progresivos que sus antecesores y donde destacan su vocalista y bajista Ida Haukland que dejaba el protagonismo en el centro de escena al virtuoso guitarra Marius Silver Bergesen en los “solos”. En sus cuarenta y cinco minutos pareció que disfrutaban sobre las “tablas” advirtiendo que estaban muy contentos de visitar Sevilla por primera vez. Temas como “Relentless”, “Breathless” o “Steal away the light” dejaron buenas sensaciones aunque no llegaron a los límites que logró Striker.
Y tras los dos artistas invitados, a las 21.35 con enorme puntualidad aparecían los protagonistas de la noche; unos SONATA ARCTICA que dejaron “luces y sombras” en su hora y cuarenta minutos de directo. Sonar, sonó bien, tanto que en algún momento parecía que había más de una base pregrabada y su actitud fue menos fría que en otras ocasiones donde he podido ver a la banda con un Tony Kakko bien de voz y ejerciendo de “front man”. Se nota las ganas sobre el escenario pero, tal vez, un “set list” extraño les lastró, pues escuchamos quejas entre el respetable de falta de clásicos y demasiada monotonía en sus ejecuciones. Respuesta con la que podemos estar de acuerdo, pues se achaca demasiados medios tiempos y temas menos conocidos dejando el protagonismo al nuevo disco “The ninth hour” que era el que venían a presentar. De los cinco temas que tocaron abrieron con dos de ellos: “Closer to an animal” y “Life” que demuestran el giro hacia el progresivo que está tomando la banda y el interés por el reino animal y la naturaleza que podíamos ver en esos motivos de lobos y espacios vírgenes en camisetas y portada de disco. Del nuevo trabajo escuchamos en la noche hispalense “Among the shooting stars”, “Fairytale” y “We are what we are”, corte que también sonó en la intro. Los momentos álgidos llegaron con ese medio tiempo celebrado como “Full moon”, en el bis de “I have a right”, festivo como pocos, antes de cerrar con “Don’t say the word”, con ayuda del público. “Misplaced”, “Tallulah” o “The power of one” también fueron aplaudidos aunque se notaron “bajones” de intensidad en “The wolves die Young”, “In black and white” o “Abandoned, pleased, brainwashed, exploited”. Altibajos que no importaron a sus seguidores pues las opiniones eran positivas al finalizar el concierto y donde la gente opinaba que había sido de las actuaciones más solventes de los fineses, aunque con la rémora de la elección de canciones.
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