Esto del cine es algo totalmente subjetivo y no hay dogmas que valgan. Da igual lo mucho que creas saber o los miles de películas que hayas visto así como los centenares de libros sobre cine que hayas leído. Lo que a una persona le emociona puede causarle urticaria a otra. De ahí la dificultad de comentar una película, todo es opinable. Personalmente intento ser lo más objetivo posible en cuanto al apartado técnico y cosas más o menos cuantificables, pero no hay reglas sobre las emociones. Si te gustó Escuadrón suicida o lloraste a moco tendido con Transformers 3, pues muy bien, nada que objetar.
Dicho esto, debo dejar constancia de que Lion me gustó a a pesar de sus deficiencias. No me parece una gran película pero funciona. Es un eficiente drama en su primera parte (la de Saroo en la India) para flirtear con el tedio y la indefinición en su segunda parte. Sin embargo, no pude evitarlo. Lion me atrapó desde el principio y me exprimió el lacrimal a base de bien en su tramo final. Quizás se deba a que soy padre y estoy muy sensible con el tema de los niños. Reconozco que la parte del film que transcurre en la India me resultó muy estimulante. El film huye de los tópicos y los paisajes de postal para adentrarnos en lo más terrible de este inmenso y complejo país. Al igual que Slumdog millionaire (en la que también estaba Dev Patel), Lion funciona perfectamente como retrato de las miserias de los países en desarrollo. Sufrimos con el personaje, sentimos su desesperación y su nostalgia a través de los ojos del niño Sunny Pawar, simplemente arrebatador. Reconozco que la historia real de Saroo me atrapó y me tuvo con el corazón en un puño. Ni siquiera la aparición de Nicole Kidman (disfrazada de persona normal sin bótox) consiguió romper el hechizo.
Es en la segunda parte cuando la emoción deja paso a la reflexión y el film pierde algo de fuelle. Cierto que la manera de buscar su hogar a través de la memoria y el tiempo gracias a Google Earth no deja de ser una interesante metáfora de cómo la tecnología puede ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos aunque la mayoría de las veces sirva para todo lo contrario. La historia no carece de interés, sigue siendo un drama aceptable pero se pierde un poco por las ramas. El contraste entre la opulencia de los países ricos con la miseria de los emergentes se podría haber explotado más. Viendo el film uno se da cuenta de la suerte que tiene de vivir en esta parte del mundo. A pesar de las crisis de todo tipo, estamos a años luz del Tercer Mundo. Sin embargo, el drama de este joven en busca de sus orígenes se torna algo repetitivo y confuso. El tono del film muta hacia lo sentimental y sensiblero pero al menos no se recrea en vacuas escenas en busca de la lágrima fácil. Tampoco colabora demasiado a la historia la hierática actuación de Rooney Mara, esta chica me resulta inexpresiva casi siempre, la verdad. Ella solita se cargó a un personaje tan jugoso como Lisbeth Salander en Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres.
Lion no es un film perfecto, tiene fallos y carencias evidentes pero consigue su objetivo de emocionarnos. Al menos, a mí me emocionó y acabé en un mar de lágrimas.
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