A veces estás tan cerca y tan lejos en un mismo y propio metro cuadrado. No voy a decir que no conociese a estos paisanos mios, pero si es cierto, que por omisión a veces, por dejadez otra, no había terminado de acercarme a sus parámetros sonoros, a su ración doble de decibelios. Pese a ese aroma costero que nos une, lo suyo busca más cantinas olvidadas en alguna vieja frontera a la que ahora le quieren colocar un muro por medio. Este dúo recrea historias fronterizas, a base de guitarrazo y ritmos arrastrados. Goli SuperSummer (voz, guitarras) y Nur Wong (guitarras), o viceversa si lo preferís así, lanzaron su primer disco en 2014 y esta continuación llegó dos años después, y entre medias, mucha carretera y manta, llevando su sonido a cada escenario, con mutación del nombre incluida. Producción propia en los estudios de Paco Loco, y colaboración de algún que otro colega, como Dani Escortel, Martin Wenk o el propio Paco Loco, dan paso a una colección de canciones, diez para ser más exactos en forma de cancionero maldito.
La canción que da nombre al disco se encarga de abrir las puertas de la cantina, con su esencia fronteriza, su calor desértico y su reflujo a lo Tom Waits. Guitarras crudas y distorsionadas se dan cita en «Isla de la reunión», agresivo y puntilloso. «Red blood» me hace correr a mi colección de películas y buscar frenéticamente las de Sam Peckinpah, como colofón a esta tonada western de perfecta melodía. «The morning after» cambia de parámetro, y muestra querencias rockeras, y mucho juego vocal. «Mary Ann’s funeral» te vuelve a llevar bordeando la frontera, apartando el polvo de tus hombros mientras el ritmo te invita a buscar donde pegar el último trago. «El chile de la muerte» te lleva a Tijuana, maldiciendo gueros, bebiendo tequila hasta el amanecer con esta copla instrumental.
«Feeling alone» me engancha pronto, rápido, como unos 90 pasados de ácido. Vuelven los sonidos crudos, ásperos, distorsionados de la mano de «Detroit». «Leave you tonight» se muestra bella y descorazonada, con ese aire de desesperación que son capaces de imprimirle. Cierra «Radio Corporation of America (RCA)», un country de media tarde, de botella de whiskey a mano, del mejor aroma americano. Gran trabajo, purgo mis pecados por no acercarme antes a su propuesta, pago el castigo y hago la promesa de no perderme sus historias.
Gran reseña Carlos.