He tardado bastante en leer la autobiografía de Lemmy, a ver, en decidirme a leerla, porque la he acabado en una semana y eso que no le he podido prestar cada día el tiempo que ya me hubiese gustado, porque reconozco que me costaba cerrar sus páginas. Los que me conocen, se sorprendían cuando les dije que me ponía en harina con esta gozada de historia pura del rock and roll, todos pensaban que ya lo había leído, y es que Lemmy, es algo especial para mi, que queréis que os diga, su música, su actitud, todo, desde hace ya 32 años que descubrí su música. Si tenéis paciencia, os cuento. Tenía yo un amigo, vecino, que comenzamos a descubrir el hard rock juntos con trece años. Eran tiempos excitantes, cintas de cassettes sin ninguna pista de lo que contenían, discos que devorabas hasta la saciedad, aprendiéndote cada canción, cada riff, cada cambio de ritmo. El tiempo quiso que cada uno tirase por un lado, que eligiese su propio infierno, el suyo cercano a otras modas, el mío por el camino marcado desde el comienzo, distintas formas de alcanzar la vida por la vía rápida más de una vez, por la dolorosa unas cuantas también. Pero en esos días, comprábamos discos juntos, a cualquier catálogo, y cuando los recogíamos de correos, a casa de uno de los dos, y mientras lo escuchábamos, lo grabábamos para el otro.

Recuerdo un día que pillamos un bus y nos fuimos a un centro comercial, a pasarnos horas entre la sección de discos, cuando tenían una buena selección,  no la mínima exposición llena de basura comercial que ofrecen ahora. Juntábamos la pasta que llevásemos, y si nos daba para un disco para cada uno, pues uno, que dos, pues dos, daba igual el precio. Recuerdo como si fuese ayer, que decidimos comprar ese día, un par de discos para cada uno.Yo elegí «No sleep at Hammersmith» de Motorhead, fue amor a primera vista. El eligió «Overkill«, también de la banda de Lemmy. Los otros dos discos que pillamos, os juro que no me acuerdo. Llegando a casa, mi amigo no iba muy convencido, así que le dije, venga, me quedo yo los dos de Motorhead, y eso que no había escuchado jamás su música. En esos días, los descubrimientos eran continuos. Yo ya disfrutaba de Iron Maiden, Judas Priest, Scorpions, Saxon… pero cuando comenzó a sonar aquel mítico directo, fue una de esas sensaciones que no puedes explicar, y aún hoy en día, me sorprendo más de una vez, inconscientemente tarareando el riff de «Ace of spades». Contaba Lemmy en sus memorias, que estaba hasta los huevos de tocarla, pero entendía que los fans queríamos escucharla una y otra vez, y al menos en mi caso era cierto.

A partir de ahí, «Another perfect day», «Orgasmatron», «Rock and roll», iba pillando los discos que Motorhead sacaban y los que atesoraban en su pasado. Evidentemente uno de los días más especiales de mi vida, fue cuando por fin, me pude situar frente a ellos en el escenario, en esa orgía de decibelios que derrochaban sin pudor. El paso del tiempo me fue ofreciendo nuevas sensaciones, nuevos ídolos y distintos sonidos que acompañar a los primeros, pero Motorhead siempre fue una constante, de ahí que cuando llegó aquel fatídico día de diciembre, no se otros, porque ahora está de moda repartir carnés de rockeros, decidir que tiene derecho o no a sentir la perdida de alguno de nuestros héroes y quien merece dicho término, pero para mi fue un palo gordo, así que reconozco que le tenía algo de miedo a este libro, pero no amigos, ha sido una fiesta de la resurrección. Puedes imaginar al propio Lem contándote sus aventuras y desventuras, sus historias con los miembros de la banda, su peculiares teorías vitales, su eterna lucha con discográficas y managers, sin meterse en farragosas conclusiones, todo ameno, rápido, como su filosofía de vida.

Estoy de acuerdo con él, en que grabaron muy buenos discos durante los noventa y después, no solo los clásicos de los ochenta, y me ha encantado comprobar como siempre se refiere a Motorhead como una banda heavy, se que a más de un autodenominado salvador del rock and roll le va a tocar los cojones. Mi consejo, comprad el puto libro, preparad cantidad de vuestro brebaje favorito, buscad un buen sillón, poned el volumen al diez y dejad que se abran los infiernos mientras suenan su discos, mientras recuerdas con cada línea, por que Lemmy fue, es y será el puto amo del rock and roll. ¿Cómo? ¿Que decís de prosa y estilo?, no sé, preguntad a Perez Reverte, yo ya ando tarareando «Stay clean».

by: Carlos tizon

by: Carlos tizon

Licenciado en el arte de apoyar el codo en la barra de bar. Comencé la carrera de la vida y me perdí por el camino, dándome de bruces con el rock and roll. Como no pude ser una rock star, ahora desnudo mi alma cual decadente stripper de medio pelo en mi blog, Motel Bourbon.

1 Comentario

  1. Pollantonio Trevélez

    El libro es insustancial y no vale los 18€ que piden por el. Con ver el documental de 2010 y leer la página de Motörhead en Wikipedia es suficiente. De verdad, que no lo digo por joder.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas entradas

Últimos comentarios

Te puede interesar

Merodeando la calle vacía

Merodeando la calle vacía

Tenemos delante una calle vacía. ¿Cuál es su color verdadero si nadie la mira? ¿De qué color es la vida si no vive el hombre? ¿Hemos mirado siempre hacia dentro? Estas precipitadas preguntas tienen la suficiente claridad y, también, la deliciosa oscuridad de la...

Merodeando al niño

Merodeando al niño

Vemos a un niño agachado, una postura sencilla, cuando tenemos esa edad. Una postura que algunos abandonan para siempre. Aunque lo bueno de esa posición, es que puedes encontrar cosas inesperadas, como un bancal de violetas amarillas, o un montón de insectos nacarados...

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

Meditaciones Africanas – Felwine Sarr | Editorial Filosafrica

El título ya es de por sí transparente. Meditaciones Africanas es una ventana abierta a una cultura desconocida para muchos. Una ventana que nos muestra, nada más leer sus primeros párrafos, que estamos alejándonos despacio, de lo que son las verdaderas relaciones...

Merodeando a la anciana feliz

Merodeando a la anciana feliz

Lo primero que me llama la atención de esta anciana feliz es su estatura, que seguramente no tiene nada que ver con la pose agachada en la puerta de su humilde hogar. La anciana está feliz, que no es lo mismo que contenta. Al llegar a cierta edad se puede comprobar,...

Merodeando al hombre destruido

Merodeando al hombre destruido

Lo primero que llama la atención al ver esta imagen, es el sendero pedregoso que conduce hacia la mina del yo. Un lugar, en el que muchos comenzamos a trabajar más bien pronto. Todo despertar es interno, por eso este hombre se ve a sí mismo llegando a la luz del...