Se hizo de rogar pero por fin nos llegó a finales de 2016 la tercera temporada completa de Black Mirror tras aquel glorioso ‘capítulo ‘0’ emitido en la Navidad de 2014 con Jon Hamm (Mad Men) en «White Christmas». Siempre me ha volado la cabeza esta serie, tanto con sus capítulos remueve-conciencias y sus historias, digamos, ‘menores’. A pesar de ello, nunca ha fallado a la hora de hacerte pensar y reflexionar, a la hora de darte cuenta de que mucho de lo que nos cuentan o ya está ocurriendo o es asombrosamente inminente que se desencadene. En definitiva, es la perfecta ‘patada en el culo’ (la nueva ‘Dimensión Desconocida’) para todo dios inmersos como estamos en un mundo de tecnología, manipulación visual, redes sociales y ‘likes y dislikes’. Pega el salto y aventúrate!…
Si bien las dos primeras temporadas se centraban en tres capítulos tan solo, en esta tercera tenemos un 1 + 6 super recomendable, con altibajos en según qué historias pero volviendo a poner en tela de juicio el uso y abuso de la tecnología digital y la comunicación multimedia. Los dos primeros capítulos son jodidamente antológicos; «Caída en picado» es algo que ya ocurre (aunque no a nivel sociológico) pero sale a la palestra el tema de la aceptación sociológica a través de una aplicación en la que los ‘Me gusta/No me gusta’ se convierten en implacables catalizadores de aceptación social, familiar y de amistades. El segundo es inquietante como poco, «Playtest» juega a un experimento de realidad virtual y terror psicológico teniendo al propio ser humano como ‘conejillo de indias’. Muy chulo y agobiante. Con «Cállate y baila» se nos plantea la ya muy presente manipulación y extorsión ‘hacker’ a través de internet con un chavalín que es pillado en uno de sus ‘desahogos’ y cómo es ‘expoliado’ para acceder al ‘deseo hacker’ con sus extremas consecuencias. El siguiente es realmente delicioso, con un comienzo impostadamente ochentero en todos los sentidos (música, estética, etc,…) la sorprendente (por desconcertante) historia de «San Junipero» nos va llevando poco a poco a un desenlace muy bien pensado que me dejó literalmente babeando con el gran despliegue de sentimientos encontrados en ese ‘rincón virtual’. «La Ciencia de Matar» es manipulación, como todo, pero en este caso a la hora de alterar el punto de vista de un soldado que por un mal funcionamiento de su software comienza a ver las cosas ‘de otra manera’. «Odio Nacional» vendría a ser lo que Twitter es hoy en día a la hora de ensalzar o demonizar acciones y personas aunque con consecuencias fatídicas en medio de una investigación.
En fin, como os decía, no todos son redondos, no todos te ponen la piel de gallina y te dejan sin palabras pero lo que me queda claro es que Black Mirror va a seguir estando siempre unos pasos por delante de la gran mayoría de mortales. Esencial e indispensable, de obligado visionado Pupilos…
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