Pasajeros se cimenta en la presencia de Jennifer Lawrence y Chris Pratt. Ellos son las estrellas de este blockbuster romántico-espacial que parece escrito para su lucimiento. Para dirigir este proyecto se eligió al noruego Morten Tyldum quien sorprendió gratamente con el film Headhunters y confirmó su buen hacer con The imitation game. Sinceramente, En Passengers no se nota que haya personalidad ninguna tras la cámara. Como la nave Avalón del film, todo parece ir en piloto automático y sin mayores sobresaltos. Tyldum cumple, nada de innovar o sorprender, y entrega un blockbuster que será un gran éxito de taquilla, pero no deja intuir su personalidad. Lo que se inicia como una estimulante película de ciencia ficción va mutando a una correcta comedia romántica. Objetivo cumplido. Passengers es un film correcto que se deja ver y entretiene lo justo. Es un blockbuster cuyo mayor reclamo son sus dos protagonistas, unos guapos Jennifer Lawrence y Chris Platt convertidos en un sucedáneo espacial de las grandes parejas del celuloide de los que distan años luz. No están mal, cumplen y poco más. Al menos, hay cierta química entre ellos.
En mi opinión, a la peli le falta algo de dramatismo y profundidad. Cierto que se plantean ciertos dilemas morales pero son abordados muy superficialmente. Es como si pensaran que el gran público no quiere pensar demasiado. Con unas caras bonitas, buenos efectos especiales y un buen diseño de producción ya tenemos un blockbuster de manual. Una pena que Passengers no ahonde más en las profundidades del alma humana ni las relaciones de pareja. Se queda en la superficie y no va más allá. Yo hubiera apostado más por la ciencia ficción y menos por el romance. Al menos, la historia no está puesta al servicio de los efectos especiales ni estos chirrían.
Viendo Passengers me vinieron a la mente multitud de clásicos de ciencia ficción como 2001, Solaris, Naves misteriosas, Gravity, Alien o Moon. Incluso me vino a la mente El Resplandor (ese bar y ese barman parecen sacados directamente de las pesadillas de Jack Torrance). Pero el guión de Passengers no alcanza el nivel de ninguna de ellas, usa referencias de sobra conocidas para crear un refrito sin demasiada personalidad. Sirva como ejemplo la inclusión del personaje de Lawrence Fishburne, está metido a presión para que haga de catalizador de la historia cuando parece que ha llegado a un punto muerto. Un recurso facilón que hace que el espectador sospeche que su inteligencia está siendo puesta en duda. Un error de guión que pretende edulcorar la historia y dar el impulso necesario hacia un forzado y previsible final. Cosa que consigue en parte.
Resumiendo, un blockbuster sin demasiada personalidad a mayor gloria de sus estrellas.
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