El nuevo documental de Michael Moore no es más que la grabación de una peculiar conferencia (o one-person show) que dio en Newark, Ohio, con motivo de las elecciones a las presidencia de su país. Moore siempre ha sido un documentalista muy crítico con el poder y con las miserias de su país. También es excesivamente ególatra y se empeña en aparecer siempre en sus documentales montando el numerito, resulta gracioso pero le resta credibilidad al conjunto. A Moore se le ve el plumero, lo cual no quiere decir que sus documentales no sean divertidos ni que no digan verdades como puños. Ahí están Bowling for Columbine, Fahrenheit 911 o Sicko. En ellas crítica la afición de los norteamericanos por las armas, los contactos de la familia de Bin Laden con los bancos afincados en USA y el sistema de sanidad yanqui. Moore es especialista en destacar las contradicciones de un país como USA, capaz a la vez de lo mejor y lo peor. Y de todo ello era un perfecto ejemplo la candidatura de Donal Trump a la Casa Blanca. Rodado el 7 Octubre de 2016 y lanzado 11 días después, Michael Moore in TrumpLand cobra ahora un nuevo significado ahora que sabemos que Trump ganó las elecciones. Por cierto, me sigue pareciendo curiosos que Trump ganara teniendo 2 millones menos de votos que Hillary Clinton. Está visto que el sistema electoral norteamericano está un poco desfasado. Esa que muchos llaman la democracia más antigua del mundo (yo pensaba que era un invento de lo griegos) necesita unos cuantos ajustes.
Michael Moore demuestra ser todo un showman. En su speech hay humor y mala leche pero también sabe ponerse serio, en estas pasadas elecciones había mucho en juego. Moore no sólo sabe provocar la carcajada riéndose de los neo conservadores, del tea party o George W Bush. También nos pone los pelos de punta cuando nos cuenta que un millón de personas han fallecido en USA en los últimos 20 años debido a que el plan inicial de Hillary Clinton de sanidad universal nunca se puso en marcha. No fue culpa de Clinton sino de la mayoría republicana en el congreso. También Obama y su Obamacare sufrieron los recortes de esa mayoría republicana y están en el punto de mira del presidente electo Trump. Un millón de personas. Se dice pronto, 50.000 personas cada año desde 1996.
Como era de esperar, Moore apuesta por Hillary Clinton como aunque obviamente apostara inicialmente por Bernie Sanders. Sin embargo, las zancadilla y los tejemanejes dentro del partido demócrata no jugaron a favor de Sanders. Sanders proponía un cambio del sistema por la izquierda mientras Trump propone un cambio por la derecha. Finalmente, Moore se declara votante de Clinton como mal menor ante el empuje de Trump. Incluso se reconoce enamorado de Hillary. Pero todo ha sido inútil. Como todos ya sabemos, la realidad ha superado a la ficción y Trump ganó las elecciones.
No estamos ante el mejor trabajo de Michael Moore, pero sí ante su más inmediato, desesperado y fallido (vistos los resultados) proyecto de concienciar al norteamericano medio.
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