Fieles a su cita, Kike G Caamaño y Jacob Poulsen, nos traen por navidades el nuevo disco de Asha. ¿Que queréis que os diga? Soy muy fan de esta banda desde hace muchísimo tiempo, y si, voy a volver a repetir una vez más, que Kike me parece uno de los mejores guitarristas que me he echado al oído y os aseguro que durante todos los años que llevo escuchando rock, que ya son unos pocos y los que me queda, por mis oídos han pasado los trabajos de más de un guitarrista. Menos oscuro que su anterior lanzamiento, y siempre con una idea general rondando todo el trabajo, nos traen un fantástico álbum de hard rock/metal progresivo, por ponerle una etiqueta con la que sea fácil identificarlos, basada en esas enormes guitarras que Caamaño es capaz de sacar y de la versatilidad de la garganta de Poulsen (quien además se encarga del diseño), complemento perfecto, porque desde hace tiempo, la comunión de estos dos músicos se traduce en grandes discos.
«Ignition» es la intro que da paso a «Made in error» que se encarga de abrir este nuevo disco de Asha y ya pronto nos encontramos con esa guitarra omnipresente y esos aires a lo Van Halen en ciertas fases de la canción, estribillo incluido. Ya conocíamos «Soon» y me siguen atrapando esas guitarras iniciales, esa demostración de técnica y la perfecta melodía vocal, que nos introduce en páramos más melódicos. «Self defense» se presenta rápida, veloz, potente, directa, con sabor clásico. «Right man in the wrong place» comienza con plena calma para ir estallando en una tormenta marcada por la contundencia de la batería y el riff, junto a un estribillo que recuerda a los del metal de los ochenta. La instrumental «Sinergy of the damned» suena muy heavy, con esa batería desbocada y la guitarra haciendo diabluras mientras dibuja melodías.
«Laws of the wise» vuelve a poner sobre el tapete ese sonido hard rockero, de guitarras poderosas, donde además instrumentalmente la estrofa es fantástica. «King of empty words» se merece una escucha atenta para no perder detalle (como todo el disco en si), porque ese juego entre voz y guitarra no es para dejarlo pasar de largo. «Earthshine» es una pequeña maravilla instrumental que recrea una atmósfera idónea para cerrar este grandísimo disco que de nuevo se han sacado de la mango estos dos maravillosos músicos, buena muestra del latente talento que recorre este país y para más orgullo, afincados ambos al sur. Gracias por la música.
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