Tras dejarnos helados con Old Boy, Park Chan-wook remató su peculiar trilogía de la venganza con Sympathy for Lady Vengeance. Esta vez el personaje protagonista es una joven. Reconozco que me gustó mucho cómo está tratado el personaje y su transformación (a lo que ayuda decisivamente la interpretación de Yeong-ae Lee). Quizás por eso la peli es más llevadera, menos excesiva y bastante menos violenta que Old boy.
La peli tiene un ritmo muy bueno durante casi todo el metraje y se ve con interés. Ya he dicho que es otra forma de hacer cine aunque no nos obliga a ver cine de otra manera, sino a tener un poquito más de paciencia. Los silencios y el aire surrealista puede que nos choquen al principio pero vale la pena darle una oportunidad.
El laberíntico guión es un crisol de personajes y detalles ocultos que se nos irán revelando sin pausa pero sin prisa. El sentido de la culpa, el pecado y la redención están muy presentes en todo el cine coreano. La venganza es otro elemento indispensable en las pelis de Park Chan-wook, está presente hasta en el título de dos de las películas que forman su trilogía sobre la venganza.
Artísticamente hablando, Sympathy for Lady Vengeance tiene momentos de gran belleza narrativa así como visual y sonora. El montaje y la dirección son tan geniales como confusos y dispersos a veces. Yo creo que le sobran los últimos 15 minutos. Se repite en las ideas ya expuestas y la peli sufre un parón que le hace perder bastante interés hacia el final. Esa tendencia a recrearse en la violencia puede hacer que el espectador quede insensibilizado ante tanto sufrimiento, perdiendo así parte de su impacto.
Por cierto, la trama de Sympathy for Lady Vengeance me recordó al recomendable film La novia vestía de negro de Truffaut con una fascinante Jeanne Moreau. El citado film también sirvió de inspiración (entre otras muchas) a Tarantino para su Kill Bill.
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