Discazo el que han los suecos Hypnos. Confieso que todo lo que había escuchado de ellos hasta este álbum habían sido canciones sueltas en el ‘programa de radio’ que ya sabéis que adoro, pero no podía dejar pasar más tiempo para adentrarme en el sonido y las canciones de una banda hoy por hoy imprescindible en el panorama del rock setentero europeo.
Los de Göteborg, formados en 2013 por cinco tipos obsesionados por el Hard Rock 70’s y el Heavy Metal de principios de los 80’s como Oskar (guitar), Fredrik (guitar), Philip (vocals), Anton (bass) y Lasse (drums), no se andaron con dudas e indecisiones a la hora de parir un debut, Hypnos (2014), que causó estragos en los circuitos de ‘Classic Rock’ y ‘Vintage’ llevándolos directamente a la exigente y rica primera división del rock escandinavo.
Escuché Cold Winds (2016) por primera vez en un solitario viaje de vuelta Barcelona-Castellón y fue una experiencia absolutamente increíble, tener la sensación de estar en los 90’s escuchando aquellos viejos pero inmortales discos de Black Sabbath, Rainbow, Thin Lizzy, Iron Maiden, U.F.O., etc,… es algo revelador y confirma por enésima vez el por qué hay un ‘revival’ tan bestial de la música que se paría hace 40 años.
Como os decía, el segundo trabajo de Hypnos me puso la piel de gallina (incluída su inquietante portada) en aquel viaje, con unos ocho temas que beben de la vieja sangre, sí, pero que saben remozarla y reciclarla para no sonar como un mero ‘revival’ sin gracia. Las escuchas han sido ya unas cuantas, creedme. Pero no me he querído dejar colgado aquel debut que tenía pendiente y, llegados a este punto y a esta reseña, he de decir que los de Göteborg no han querido repetir los esquemas de su debut, en Cold Winds los temas son menos directos, están mucho más elaborados y, por lo tanto, no se te quedan a la primera como los de su primer trabajo, ¿algún problema?…¡¡¡ninguno!!!.
Las ocho composiciones son de un auténtico trabajo de orfebrería setentera con ‘twin guitars’ peleando el puesto, una base rítmica musculosa y presente y latigajos de aquella primigenia escena N.W.O.B.H.M.. Temazos como «I’m On The Run», la bella semi-balada «Det Kommer En Dag» que desemboca en una brutal orgía épica y los exhuberantes viajes de «1800» y «The Captive» demuestran esa desmesurada capacidad instrumental tan privilegiada que tienen estos suecos cabronazos. Pero es que también me pirro por temazos de la categoría de «Transylvanian Nightmare» y «Descending Sun» con sendos ‘crescendos’ instrumentales para quitar el puto hipo y acabar de rematarte dejándote bien claro que acabas de escuchar uno de los discos del año, sin duda alguna, ¿estamos?…
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