Siguiendo con el repaso a la cartelera de ‘cine familiar’, a veces muy a mi pesar, como es el caso, le toca el turno a The BFG o Mi Amigo el Gigante la última producción de cine fantástico infantil/juvenil gestada por ‘El Rey Midas’ de Hollywood, Mr. Spielberg. Lo cierto es que iba a ver esta película con esperanzas de que fuese a ser un buen film pues no estamos hablando de un realizador cualquiera que acomete este tipo de historias y género, con efectos especiales y uso y abuso tecnológico aunque con criterio, sí, pero una buena peli de entretenimiento al fin y al cabo, con una buena historia y un desenlace con cierta lógica y emoción…
…bueno, pues siento decir que no ha sido así y salí muy frío de la sala, realmente decepcionado y pensando en si el creador de E.T. o The Goonies ya no sabe cerrar historias, sobre todo a sabiendas que es una adaptación completamente fiel a la novela del mismo nombre escrita por Roald Dahl en el ’82.
La peli, sin entrar en detalles porque no me apetece lo más mínimo, trata sobre las aventuras y desventuras de una niña muy fantasiosa que vive oprimida en un orfanato. Fortuitamente, es raptada por un atroz y misterioso gigante que luego resulta ser un campechano y cariñoso tipo que se dedica a recopilar/capturar fantasías y sueños infantiles de todo tipo. El problema con The BFG es que es un ‘runt’ (‘enano’), como es llamado por sus déspotas y marranos colegas gigantes que sólo buscan aprovecharse de él. Hasta aquí puedo (quiero) leer…
Y bien, que sí, que la factura técnica es impecable, que me gusta mucho la fotografía, que flipo con la interpretación de Mark Rylance con su melancolía y su acento torpón y que la primera parte, no exenta de tener una lentitud galopante, se deja ver contándose las cosas como muy bien sabe hacer mi adorado Spielberg. De hecho, hay dos escenas realmente maravillosas, la del árbol de los sueños con ese doble mundo que sólo Steven podría inventarse y el suspense que se le pone a la escena en donde los gigantes asaltan el laboratorio de fantasías
buscando a la niña.
Por lo demás, la escena llamada a ser una de las más recordadas (para un servidor no lo es para nada) con la mismísima Reina de Inglaterra y toda su corte liberando ‘ventosidades’ es la que da comienzo al despropósito bizarrísimo final con la Primera Dama acometiendo una caza atropellada y sin sentido de los Gigantes malotes movilizando todo el ejército en segundos y cerrando un largometraje falto, faltísimo de emociones y muy vacío de sentido argumental.
Salí del cine diciéndole a mi mujer: «…Spielberg se fumó un porro en la segunda parte?, por qué si no, ¡es que no lo entiendo!…»
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