No encuentro motivos para conservar casi nada de una cultura tan alienada y excluyente.

 Víctor Lenore

La semana pasada, mientras tomaba unas birras en el 7 Islas con uno de mis mejores amigos, hablábamos de la decadencia que ha invadido el circuito «alternativo» de Tenerife desde hace años. Melancólicos, recordamos los viejos tiempos, cuando los bares estaban abiertos hasta las seis de la mañana, escuchabas buena música, el postureo era propio de unos pocos sobrados, ligabas con desconocidas y trincabas unos pedales de campeonato. Por desgracia, todo ello ha quedado atrás. Es un recuerdo nebuloso: una polaroid desteñida por el paso inexorable y aniquilador del tiempo.

La Laguna se ha convertido en un decorado de una película del oeste: viento, calles vacías, una aulaga rodando y la soledad implacable que te martillea hasta el tuétano de los huesos. A las cuatro de la mañana, cuando todos los locales están cerrados, tienes la sensación de que andas a través de una ciudad fantasma. Avenidas solitarias, un frío espantoso que amenaza con rajarte el careto, furgones de la Unipol hasta en la sopa y cuatro borrachos que dan tumbos de un lado a otro, buscando un poco de cachondeo. Un asco no, lo siguiente.

Una anécdota digna de contar: mi colega fue a un conocido local ubicado en la zona «alternativa» de La Laguna y, dado que la música era una porquería, tuvo la idea de pedir a Joy Division. (Sí, señores, Joy Division. Un grupo que la mayoría de los jóvenes —aunque lleven la camisa del Unknown Pleasures— no tiene ni idea de quienes son). El DJ de turno —molón, práctico y alternativo— le suelta a bocajarro: —«¿Joy Division?» —Mira su reloj: las doce de la noche—. «Un poco deprimentes para esta hora, ¿no te parece?». Acto seguido, volvió a la lista de Spotify y pinchó un tema grandioso digno de pasar a los ANALES de la historia: Rain Over Me, de los solventes Pitbull y Marc Anthony.

En mi opinión, lo ideal hubiera sido prender fuego al amigo. Primero: me sorprendió que conociera al grupo. Segundo: comparados con Ricky Martín, Juanes, Carlos Baute, Jerry Rivera o Bisbal, Joy Division son la alegría de la huerta. Mi colega, evidentemente, no escuchó la canción que había pedido. Para el DJ era mucho más importante convertir el local en una especie de verbena de barrio. La clientela, huelga decirlo, estaba extasiada. ¿Qué vendría después? ¿Los grandes éxitos de Pepe Benavente? ¿Las K-Narias? ¿Una orquesta de la Gomera? La mesa estaba servida, señores. Empezaba una nueva aventura y cualquier cosa es posible.

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Aquí tenemos el resumen perfecto de que en Canarias, los culturetas que monopolizan el mercado lo han convertido en un burdel en el que pueden mostrar sus amplios y eclécticos conocimientos musicales. La élite de los mediocres, sin duda alguna. Mi filosofía es muy simple: si pago por beber en un bar de rock quiero escuchar algo remotamente parecido a ese tipo de música. Entiendo que el DJ de turno, para salir de la monotonía y complacer a la plebe, pinche un tema basura a ver si cuela… pero no lo respeto. Creo que la peña que hay en la cabina se pasa la diversión del cliente por la tierra de nadie (el trozo de carne que hay entre el escroto y el ano) cuando el local vende un tipo de música y después pincha otra completamente distinta. No hay nada más lamentable que los que van de íntegros se bajen los pantalones a la primera de cambios. No sé cómo lo llevan los demás pero, en mi caso, no me gusta que me den gato por liebre. Un detalle digno de mención: la última vez que pisé ese garito sonaban las Ketchup. Salí por la puerta conforme empezó el Aserejé: temía que después de este temazo cayera La bamba, Ritmo de la noche, Locomía o La Lambada. No he vuelto desde entonces. En las terrazas de verano no pinchan a AC/DC ni de broma… Entonces, ¿por qué en los baretos «alternativos» tampoco lo hacen?

En definitiva, si amas el rock y quieres pasarlo bien, mejor te quedas en casa. Te ahorrarás una pasta y un sinfín de decepciones. La Laguna está muerta y, siempre que puedo evitarlo, elijo otro sitio para tomar una copa. Si me apetece escuchar buenas bandas actuales —Interpol, The National, Editors, The Horrors, Kasabian, The Strypes, My Morning Jacket, Arcade Fire, Bloc Party o The War On Drugs—, sé que no lo voy a hacer cuando salga de jarana. Ojo: hablo de grupos que han triunfado a nivel internacional, llegado a número uno en las listas de ventas en multitud de países y giran por todo el planeta. No he elegido las típicas formaciones como las que aparecen en la portada de la Rockdelux para hacerme el moderno.

 

Autor:

Alexis Brito Delgado (Tenerife, 1980). Escritor, amante del cine y fanático de David Bowie, los Smiths, Iggy Pop, Nick Cave, Depeche Mode, la Velvet Underground, R.E.M. y The Verve, entre muchos otros. Autor de las novelas “Soldado de fortuna: Las aventuras de Konrad Stark” y “Gravity Grave”.

 

by: Rockthbestmusic

by: Rockthbestmusic

Titulado en leyes, amante del apasionante mundo de las estadísticas y desde 2007 en la Red con este artefacto llamado RockTheBestMusic. Y sí, Led Zeppelin es el mejor grupo que ha transitado por el Planeta TIierra.

1 Comentario

  1. sumo

    jajajajaja, buenísimo buenísimo, no desesperes que por todos lados nos pasa lo mismo te lo aseguro. felicidades por el post es de lo mejor que he leído últimamente.

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