Anoche Ara Malikian ofreció una lección magistral sobre cómo un artista puede sobrevivir a la crisis que el sector musical padece. La receta es muy “sencilla”: personalidad, profesionalidad, muy buena música y, sobre todo, honestidad. Mucha honestidad.
Malikian no solo logró congregar a un número elevadísimo de público en el Festival Cultura Inquieta – el Polideportivo San Isidro de Getafe estaba hasta la bandera, y hay que recordar que no era un evento gratuito – sino que ganó el pulso a varios factores usualmente dañinos para un espectáculo: las vacaciones y el fútbol. No debería ser así, pero que un artista movilice a sus “parroquianos” independientemente de que a la misma hora se esté jugando una semifinal de Eurocopa dice mucho de la fidelidad de su público.
El espectáculo de Ara Malikian es, como él mismo dijo tras interpretar el primer tema del show, «un viaje musical para pasar por diferentes culturas y países». Todo ello aderezado con una banda de un nivel instrumental altísimo y con un actor principal, el propio Ara, que campa a sus anchas por el escenario cual estrella de rock.
Sin duda, uno de los grandes aciertos del violinista es ofrecer la música argumentada. Todo tiene una razón de ser y un por qué dentro de su repertorio, y además lo comparte con absoluta naturalidad con todos los presentes. Cuando escuchas una pieza previamente introducida por su intérprete la percepción cambia, y esa naturalidad enriquece mucho más el espectáculo.
Sobresaliente para el maestro Malikian. Si pasa por su ciudad no se lo pierdan. Es todo un espectáculo digno de escuchar, y de ver.
No quiero dejar pasar por alto el festival en sí mismo. Cultura Inquieta es una absoluta genialidad. Una apuesta multicultural que espero continúe creciendo en años venideros.
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