Pasamos de la melodía más pegadiza y sesentera a la pegada sónica y el RIFF por encima de todas las cosas, así de claro. Nos vamos de Milán a la fría Suecia pues ya hacía tiempo que no se colaban suecos en Pupilandia y lo hacemos de la mano del trío de cafres de Estocolmo, Jesus Chrüsler Supercar, que parecen ‘venidos desde el mismísimo infierno’…
Si no os han quedado claras cuáles son sus credenciales ya os las resumo yo. La banda se forma a mediados de 2011 por Roban Bergeskans (vocals, bass), Chris Sirén (guitar, backing vocals) y Nicke Forsberg (drums). En 2014 culminan su conquista de la escena más extrema y cafre sueca con la publicación de un potentísimo debut como Among The Ruins And Desolate Lands que les pone en boca de todos con su ‘Death’N’Roll’ deudor de Sabbath, Entombed y los Hellacopters más crudos. Un año después, siguiendo la estela de su estreno, lanzan un E.P. Full Blown Hell (2014) para seguir apoyando unos conciertos que cada vez son más numerosos fuera de las fronteras suecas.
Pero hace poco menos de dos meses que ya tenemos quemando el mercado su última bomba sónica titulada 35 Supersonic (2016) fichando por el sello germano SPV Records y contando con la producción de, ni más ni menos, Tomas Skosberg (Emtombed, Hellacopters, Backyard Babies), con otra colección de canciones indestructible y ‘patea-culos’. Si tuviese que compararlo con su debut, bueno, yo diría que cada vez son más ‘roll’ y menos ‘death’ porque, a pesar de la mala hostia y los ritmos pesados, los ritmos y los riffs son mucho más ‘groovies’, más pegadizos en definitiva, caso del inicial «Let It Roll», el cabreado «From Hell», el implacable y vertiginoso «Backfire» y el ‘groove metal de «Digging My Grave». Hay momentos para apestar a Iommi, claro que sí, y aquí nos lo muestran en el amenazante «I Can Get It», rebosante de cabronazo ‘doom’ y la dupla «Down, Down, Down»/»Eternity’s Cold Black Night» más emparentados con esos crudos y pesados guitarrazos de aquellos Entombed clásicos y escupiendo alcohol y gasolina a partes iguales.
Por ponerle un pero al disco, la voz de Roban se me hace, por momentos, demasiado lineal abusando demasiado del filtro de distorsión vocal, se puede ser extremo pero tener en todos los temas el mismo efecto llega a agobiar y con el vozarrón que se gasta el tipo debería de confiar más en registrar su tono de voz al natural porque no le quitaría ni un ápice de fuerza y agresividad a su sonido.
Me despido con una de sus brutales descargas en directo recordándoos que va a acompañar a los mismísimos Clutch en su gira veraniega. Ahí es nada…
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