No es ningún secreto, que ahora os diga esto. La música tiene muchas percepciones en aquel que recibe su magia, desde la apatía a la locura producida por sentirse inundado con el sentimiento transmitido. Va más allá de gustos, incluso de supuestas virtudes. Pero claro, hay veces, que te encuentras con trabajos ante los que quitarte el sombrero, rendirte a la evidencia, sin importante que se encuadre dentro de tu músico, que se sitúe guarnecido entre tus fronteras. Personas que ponen su talento al servicio de la música, del arte, que buscan una satisfacción plena en su obra, más allá de la eterna duda, de como será recibido por la mayoría, de si será entendido su mensaje, su pasión. Gente como Ricardo Moreno y su Vodevil Vargas o Aitor Lucena y Alms, que ha forjado en este maravilloso «An irosmic tragedy», una forma fundamental de trabajar, basándose en la calidad y el talento por encima de todas las cosas, versado en estas tres composiciones, donde la música se apropia de la literatura, para fundirse en un álbum descomunal, en el que el propio Aitor, cayendo sobre su espalda todo el trabajo de esta grabación, en la que hace acopio de instrumentos, como en aquellas grandes grabaciones del progresivo de los 70, con la colaboración de Luis Arnaldo: batería, Eduardo García Salueña: teclados y Héctor Brag.
Excelente arreglos, una instrumentación impecable, salpicado con esos ecos de gente como Genesis, el progresivo italiano, o el progresivo del norte del estado, retazos folk, y todo aquello capaz de salir de la mente del compositor y ejecutor de esta obra. Un viaje fantástico, maravilloso, capaz de seducir, incluso a los no entregados a la causa del movimiento progresivo, como es mi caso, pero irresistible para aquel capaz de encontrar la belleza en la música. Tres canciones capaces de albergar todo un mundo, global y en su individualidad, que no dejan espacio a la mediocridad. Me quedo sin halagos, porque no soy capaz de seguir, necesito perderme en cada detalle, de cada parte que compone todas y cada una de las tres canciones. ¡Enorme!
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