Bueno, ya está, se acabó la liga, ¿no?, al menos para los que suspiran por los grandes. Esta tarde, a varios les toca sufrir por el descenso y al resto, los que en nuestras bufandas, llevamos los colores de equipos de inferiores categorías, aún tenemos un buen trecho, para dilucidar el futuro de nuestros equipos la temporada que viene, entre ellos yo, que mi equipo camina por una de esas divisiones de las que todos quieren salir, pero que año tras año, se va volviendo más complicado escapar. Hoy toca partido sin trascendencia, que a partir de la semana que viene, es cuando cada encuentro es a cara o cruz, cada eliminatoria, reflejo de alegrías o tristezas, repartidas una por bando, gloria o infierno, sueño o resignación, pero esto es así, como dice el tan manido tópico. A fin de cuentas, por eso el deporte levanta pasiones, porque consigue ahondar más allá de la simple afición, del solo placer por la contemplación o el disfrute, se convierte en algo que forma parte del trote cotidiano del personal.
Como el rock and roll, aunque sin ese ciego fanatismo, porque la música, esa que nos pone a cien y nos acompaña a cada instante, en situaciones señaladas, en cada fotograma de nuestros recuerdos y vivencias, también la llevamos incrustada en la piel. Pero a diferencia del fútbol, no solo somos de un grupo o banda, sino que recibimos con los brazos abiertos, a todo aquel cuyas historias llenas de acordes tengan algo que contarnos. Como estos tipos de Dallas, que se hacen llamar The Roomsounds y que llevan en las venas todas y cada una de las canciones de gente como Tom Petty y eso se deja ver en este buen disco llamado «Elm St.», donde a base de melodías y dosis de rock sin condiciones, dejan claras sus credenciales, y llenan esta mañana de domingo de buenos recuerdos.
Y me quedo para siempre con una canción como «Bad situation», y también con «Baby’s got the bluest eyes» o «Take it all wrong», porque te van a lleva a ese lugar del que durante el tiempo que siga girando sin parar en tu equipo de música, sabes que no querrás volver. Un ticket en primera clase hacia el mejor rock con sello de origen en los USA. Como os decia, ecos de Tom Petty, de Allman Brothers, y también de gente como Big Star, es lo que contiene este fantástico «Elm St». Estos tipos andan con la gente de Teenage Head Music, así que seguramente, más pronto que tarde, les veamos girando por nuestros escenarios.
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