Un concierto, para el que suscribe esta crónica, es una liturgia y una eucaristía. Sobre todo cuando se trata de escuchar a bandas nuevas o emergentes. En cierto modo, con los grandes clásicos del Rock, el factor sorpresa se diluye porque, claro, todos sabemos, salvo alguna variación sustancial, qué vamos a encontrar. Pero cuando se trata de formaciones a las que aún le quedan ese pedregoso trayecto hacia el Olimpo de los dioses, éste se acrecienta. Y éstas fueron mis sensaciones cuando me encaminé a la sala Garage Beat Club, Murcia, ayer por la noche para ver a dos bandas que, si mantienen y suben el nivel, están llamadas a marcar un hito en el Rock actual. Pongámonos a ello.
Pristine
Todos los que fuimos al concierto nos quedamos gratísimamente sorprendidos con la actuación de los noruegos Pristine. Muchos de los asistentes al recital fueron sin haber escuchado nada de la banda; otros –entre los que servidor se encuentra-, fuimos habiéndolos oído de forma precipitada y sin poder establecer un dictamen musical vinculante. De todos modos, en cuanto el cuarteto formado por Heidi Solheim –voz-, Espen Elverum Jakobsen –guitarra-, Asmund Wilter Eriksson –bajo- y Kim Carlsen –batería- apareció en el escenario, nos sedujeron rápidamente con su propuesta: Blues-rock, Soul, influencias de Cream, Hendrix, Jefferson Airplane y Fleetwood Mac, entre otros. El conjunto escandinavo supo aunar a la perfección potencia con momentos de calma en los cuales, por momentos, la propia Heidi recordaba a la emérita Beth Hart.
Canciones como Derek, All My Love o Don´t Save my Soul de su último lanzamiento, Reboot atestiguaron la firmeza y convicción de Solheim y los suyos. El conjunto noruego se desenvolvía en el escenario como si habitasen continuamente éste, haciéndolo suyo: conectaron con el público enseguida, mostrando la frescura y el desparpajo de la juventud. Pristine, a un servidor, le parecieron exquisitos y excelsos: nunca una propuesta musical tan atávica sonó, gracias a ellos, fresca y revitalizante. Habrá que seguirles la pista. Puntuación: 9,5
Blues Pills.
Si por algo se caracterizó el concierto de los Blues Pills y Pristine fue por la precisión con la que ambas formaciones salieron a escena. Puntualidad británica o, en este caso, si se prefiere, escandinava. La formación liderada por Elin Larsson y brillantemente escoltada por Dorian Sorriaux –guitarra-, Zack Anderson –bajo- y Andre Kvarnstrom –batería-, nada más salir a escena, enamoraron a todos los presentes: energía y actitud matrimoniadas con una vocalista, la cual demostró que esa presunta falta de carisma que le atribuyeron en su momento, sólo fue un mero verso suelto en su carrera. Ataviada con un elegante vestido negro y descalza, -rindiendo homenaje a Janis Joplin y al vocalista de Blind Melon, Shannon Hoon, en el festival Woodstock del año 1994-, cantó a un altísimo nivel. Sin apenas inflexiones, equilibrando a la perfección el clásico tono desgarrado del Blues junto con una voz potente y cristalina.
No hubo fisuras de ningún tipo: canciones como la sensacional High Class Woman –con una sala absolutamente enloquecida-, Gypsy –o lo que es lo mismo: un delicioso pasaje psicodélico en el cual Andre Kvarnstrom demostró su estupendo toque de batería, deudor de Charlie Watts y Keith Moon-, Ain´t no Change –mención especial para el seis cuerdas, Dorian Sorriaux, quien realizó una actuación estelar-, o la espectacular Devil Man, ofrecieron un firme testimonio de que las malas críticas vertidas contra la formación escandinava por su gira en el año 2014, especialmente, en Madrid, fueron, simplemente, gajes del oficio del debutante. A lo largo de este tour se está pudiendo ver a un conjunto mucho mejor ensamblado, asentado en el escenario y con un poderío instrumental sensacional. En resumidas cuentas: una noche de sábado memorable con dos bandas que de cumplirse el guión pueden ser mascarones de proa, como hablábamos en el primer párrafo del tan ansiado –y escéptico- relevo generacional-. Calificación: 9,5
Qué envidia insana me has dado leyendo tus apasionadas palabras camarada!!!. Tuvo que ser un lujazo haber presenciado el nivelazo y la actitud que se gastan dos bandas que, a mi juicio, ya se pueden medir con igualdad meridiana porque sus discos de debut los veo a la misma altura, con la misma clase, con el mismo sentimiento y buen hacer que, como ya compruebo por tus palabras, han llevado a las mil maravillas encima de un escenario.
Eres un cabrón con suerte!!!
Perdón!, corrijo, se me había olvidado que Reboot ya es el tercer disco de los de Heidi!!!