No, no nos confundamos, Spectre no es un mal Bond, más bien al contrario, pero tras un inicio demoledor en Méxco DF en el que toda la secuencia, desde el momento en que Mendes nos hace participes de la celebración del Día de los Muertos, hasta el momento en que Bond se hace con el manejo del helicóptero, nos parece anticipar que esta nueva entrega del agente 007 va a volar muy alto, y más si tenemos en cuenta que sabemos que por ahí va a andar Christoph Waltz metido en el papel del villano de turno, pero las cosas al final acabaran transitando otros derroteros.
Algo más de dos horas con las que, a no ser que alguien ponga remedio al tema, se habrá dado carpetazo al paso de Daniel Craigh por la saga, con una primera hora en la que Spectre ha volado alto, pero que con aso por las frías tierras austriacas, curiosamente en el momento en que nos aparece con todo su esplendor, nunca mejor dicho,Lèa Seydoux, y la entrada a la fortificación con la que tenía que ser la aparición majestuosa de Waltz, no sabemos si por culpa de Mendes de no saber sacar provecho de lo que tenía en sus manos, o simplemente porque el bueno de Waltz iba con el piloto automático puesto, el esperado cara a cara entre ellos dos, lejos, muy lejos queda, del que protagonizaba Javier Bardem con Daniel en Skyfall, y de eso se resiente, y mucho Spectra.
Un par de horas que nos sirven también, entre mucha cosas, para echar la vista atrás y recordar de que manera Kubrick nos recreó en Eyes Whide Shut una reunión en una suntuosa mansión, y comparar con la puesta escena de una situación parecida que nos hace aquí Sam Mendes, y darnos cuenta del poco provecho de esa incursión de Bond en la reunión secreta de Spectra. Otra buena muestra que la cinta en muchos momentos, tras el espectacular arranque inicial, se queda en tierra de nadie. De la misma manera que también en una tierra indefinida acaba quedando la aparición de Dave Bautista en el papel de Mr. Hinx que,tras una más que notable aparición en la cinta, su papel acaba diluyéndose sin más.
Y entre notables persecuciones, tanto en Roma como en Austria, y algunas más que notables presencias como la de Ralph Fiennes junto a Naomie Harris, sin olvidarnos de la breve, demasiado breve, presencia de la siempre espectacular Monica Bellucci, que a sus cincuenta años sigue siendo capaz de incendiar una sala con una simple mirada, aquí,de nuevo, Mendes sigue de nuevo queriendo mostrarnos a un Bond que tiene que lidiar con sus sombras del pasado, para llevarnos a un final crepuscular del mejor James Bond que ha transitado por la pantalla. Un Bond que, a menos que alguien lo remedie, todo parece indicar que ha tomado el camino del retiro. Un más que agradable viaje al lado de Madeleine Swann.
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