No es la primera vez que veo un concierto dentro de un teatro, pero la experiencia que tuve ayer, es de esas que nunca en mi vida olvidaré fácilmente. Si no recuerdo mal la primera vez que asistí a un evento musical dentro de un recinto como el teatro Zorrilla, sería en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián. En esa ocasión vi como la organización quitó todas las butacas del patio, y lo convirtieron en un recinto más adecuado a un evento como ese. La segunda vez fue en el teatro Carrión de Valladolid viendo a Mike Farris.
En esa ocasión el propio guitarrista animó a la gente que estaba allí a levantarse y acercarse al escenario, a lo que claramente el público reaccionó de muy buena forma y le hizo caso, aunque fuéramos un pequeño grupo de 150 personas aproximadas, dimos mucho calor y color al concierto. La pasada noche en el teatro Zorrilla, la gente se habituó en sus asientos y hasta que no sonó los acordes del “Rock N’ Roll” nadie se levantó de este mismo. Bueno, no, miento, hubo una persona que se levantó y un acomodador le mando sentarse porque molestaba a la gente que había detrás de él. La situación en sí, para mí me pareció un tanto ridícula. Si voy a ver un concierto de Rock, voy a bailar, es como si fuera a ver una película a un cine o una obra de teatro y me levantara para ponerme a bailar en medio de toda la gente. Es decir que los conceptos no los pillamo como se tienen que coger, o quizás es que ya nos hemos hecho muy mayores para rocanrolear.
Ahora sí, una vez puestos en antecedentes, empiezo con el concierto del grupo mallorquín Whole lotta band, con una fuerte puesta en escena y una pantalla que dibujaría un televisor, emulando así el principio del show que hicieron la legendaria banda en el O2 de londres en el 2007 y, tal como sucediera aquel día, “Good times, bad times”, fue el tema encargado de abrir las hostilidades, y aquí es donde tendría que decir que la banda puso en pie a todo el público, pero no fue así. La gente vitoreo sentada desde su cómoda butaca, “para mí un poco incomoda”, donde hicieron en un momento que pareciese la reunión familiar de una pandilla de amigos en vez de un espectáculo de Rock. El grupo comenzó de forma contundente el concierto, sonando compactos, y tras el mencionado Good times, a continuación cayeron himnos del calibre de “Communication breakdown”, “Black dog”, o “Since i’ve been loving you” con un guitarrista marcándose unos grandes momentos; lástima de no poder moverme por la sala para poder haberle sacado una foto más adecuada, llegando al punto más álgido con «Ramble On», a la que siguió una bella, y para mí, más que decente versión de un tema tan emblemático y difícil de tirar adelante cómo es «Kashmir». Siguió «Dazed and Confused», para, a continuación, con un trabajo sublime del batería, rendir el particular homenaje de la bando con el inmortal «Moby Dick»
A partir de aquí seguirían con temas como “Starway to heaven” buque insignia de la banda, para muchos esta es la mejor canción de todos los tiempos del Rock, o “Rock N’ Roll” tema que serviría para desmelenar a más de uno que se puso en el pasillo central para hacer que el concierto empezase a parecer un concierto. “Inmigration song”, y “Whole lotta love”, pusieron el punto y final a la intervención de la banda. Despidiéndose del público regalando una camiseta a una chica que se subiría al escenario. Siendo primer testigo de los primeros acordes de la canción “Whole lotta love”, para cerrar un más que correcto concierto, con un grupo que en todo momento estuvo correcto ante algo que de antemano ya sabemos que no es fácil, y es que intentar ponerse en la piel de Plant, Page, Jones y Bonzo, no es tarea fácil. Por cierto, no quisiera terminar la crónica sin resaltar el majestuoso trabajo de un gran bajista, sin duda lo mejor de concierto, y es que, de inicio a fin se mostró como una autentica apisonadora. Bueno no… lo siguiente.
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