Ah, la cosecha del ‘69… Interesante añada, con una producción marcada por el valor transicional de los tiempos: De Woodstock a Altamont media el viejo aforismo marxista que reza que la historia está obligada a repetirse dos veces, una de ellas como farsa; la psicodelia comenzaba a convertirse en prog-rock; el blues rock, en heavy metal y en ciertas ciudades de raigambre industrial, como Detroit o Birmingham, comenzaban a surgir formaciones deseosas de clavarle la estaca al tinglado del flower power. Fue, no cabe duda, una cosecha interesante, mas ¿Con qué discos nos quedamos en Rock, the best music? Pasen, pasen y vean.
Fairport Convention – “What We Did On Our Holidays”
Con su segundo trabajo, What we did on our holidays, Fairport Convention se afinca como la BANDA de folk por excelencia gracias a la llegada de Sandy Denny, diosa etérea que embrujará a partir de ahora cada tema que interprete la banda. Asimismo, en este trabajo llegan clásicos imperecederos que se convertirán en los favoritos de sus seguidores, como son “Fotheringay” y/o “Book of Song”, como la versión de Dylan de “I’ll Keep it with Mine” y la de Joni Mitchell, “Eastern Rain”. Este disco es prácticamente el santo grial del folk rock, ya que combina a la perfección las canciones populares tradicionales con el rock. Si hay que tener o empezar por algún disco de Fairport Convention, no lo dudéis, este es el elegido. Es verdad que la banda hasta 1975 sólo lanzó obras maestras, pero insisto en empezar por este y luego escuchar Liege and Lief, el punto culminante en su larga carrera.
Tx: Laurent Berger
Martha Velez – “Fiends & Angels”
Todo el mundo, cuando se refiere a una voz de fémina por excelencia, en terrenos del blues rock, mira sin reparos hacía Janis Joplin. Lógico, diría más de uno. Bien, pues en mi caso, ese viaje en el tiempo se para en New York para deleitarme con la voz de Martha Velez, un auténtico prodigio que, para este disco grabado en 1969, se rodeó de gente como Eric Clapton, Jack Bruce, Brian Auger, Mich Mitchell, Jim Capaldi, Chris Wood, Stan Webb, Christine McVie, Paul Kossof o Mitch Mitchell, para dar vida, y de qué manera, a clásicos como “I’m gonna leave you”, “Tell Mama”“It Takes A Lot Laugh, It Takes A Train To Cry” o “Come Here Sweet Man”. Una auténtica joya.
Tx: Carlos Tizón
MC5 – “Kick Out The Jams”
Rock and roll y revolución (distorsión y panfleto, si nos ponemos reduccionistas) esos eran los ejes sobre el que el legendario grupo de Detroit asentó su discurso: un cóctel de hard rock, free-jazz y ramalazo negroide con el que pretendían poner banda sonora al advenimiento de un nuevo orden, white panthers mediante. Desde la andanada inicial, con Wayne Kramer desgañitándose en “Ramblin’ Rose” al intrincado final de “Starship”, las huestes de Rob Tyner oficiaban de sumos sacerdotes de la distorsión en su medio, el directo, y jugando en casa (el Grande Ballroom de Detroit, donde eran banda residente) colgándose de paso la medalla de padrinos oficiosos del punk rock y el heavy metal.
Tx: Alfonso Moriche
Genesis – “From Genesis To Revelation”
Peter Gabriel es sin duda uno de los artistas más representativos dentro del rock progresivo, el cual mezcló los aires folklóricos con el rock experimental, que estaba poniéndose en auge en aquella época en la que todo estaba por descubrir. From Genesis to Revelation mostraría al mundo a uno de los músicos y compositores más grandes que ha existido dentro del mundo de la música. Con el tiempo, de este magnífico grupo saldrían varios músicos imprescindibles dentro del mundo del rock. Pero, todavía, varios de ellos (Phil Collins, Steve Hackett, Bill Bruford…) estaban por embarcar dentro del seno del grupo. Sólo puedo decir una cosa más: es una gozada verle tocar junto a Tony Banks, Mike Rutherford, Anthony Phillips y John Silver, el cual sustituiría al batería Chris Stewart.
Tx: Pedro Losada
The Stooges – “The Stooges”
Nací al rock’n’roll con el Appetite for Destruction. Los siguientes discos que entraron en mi casa fueron Master Of Puppets, Surfer Rosa y el legendario debut de The Stooges. Creo que no iba mal encaminado… Una canción tan sobrada como «I Wanna Be Your Dog» es suficiente y necesaria para encumbrar el debut de La Iguana y los hermanos Ron y Scott Asheton como ‘INTOCABLE’. Pero no olvidemos los desenfrenos sónicos de «No Fun», «Real Cool Time» y «Not Right». Una Obra Maestra (a pesar de «We Will Fall»). Dicen que el ‘flower power’ se acabó con este disco y yo pienso que Funhouse acabó por exterminarlo de la faz de la tierra.
Tx: Pupilo Dilatado
King Crimson – “In the Court of the Crimson King”
En 1969 el Rock progresivo era criatura dócil, con pocos años de vida y sin vislumbrar, siquiera, el prometedor futuro que tendría en la década siguiente. El combo que lideraba Robert Fripp se presentó en escena con “In the Court of the Crimson King”: matemáticamente perfecto, esgrimiendo un concepto de la modernidad que, en temas como “21 st Schizoid Man”, influirían enormemente en el Manson de “Antichrist Superstar”. Pero la grandeza del debut de los británicos, no sólo era el de llevar la originalidad hasta límites insospechados, no: Este compacto fue el pistoletazo de salida a una década setentera en la que el género, de invento de renegados, se convirtió en alimento de masas y escuela de renovadores.
Tx: Alex Palahniuk
Led Zeppelin – “Led Zeppelin II”
¿Por qué el II y no el I?, pues porque aquí, pocos meses después de su grandioso debut, el grupo se muestra más pesado y oscuro que en su primer trabajo. Y es aquí donde Pagey puede plasmar, por fin, todo aquello que durante años había pasado por su cabeza. Es aquí cuando el grupo se nos presenta tal cual había sido diseñado en la cabeza del que a lo largo de la década de los setenta, con o sin escalera, iba a ascender al Olimpo de los más grandes. Es aquí donde cada miembro del viejo dirigible hace su presentación a lo grande: Jones nunca ha estado mejor siendo sus líneas de bajo a lo largo de todo el disco simplemente grandiosas. Plant ni antes ni después había aullado de la manera en que lo hace en este segundo trabajo, y se entiende perfectamente el porqué fue el elegido para dar voz y presencia a la razón de ser de Pagey. Bonzo… bueno, nunca antes un batería había dado la entrada a un solo cómo lo hace el amigo Bonham y es aquí, en este segundo despegue del zeppelin cuando deja claro que lo suyo va a ser de otro planeta. Y Page… bueno, el festival orgiástico de riffs y solos habla por sí solo. Y qué narices, es que en este II no hay un puto tema de relleno. Todos, absolutamente todos acaban dado forma a no solo uno de los mejores discos del grupo, sino también a una obra imprescindible para entender todo lo que vino después. Una puta obra maestra.
Tx: Perem
Los Gritos – “Los Gritos”
Toda lista de lo mejor del año que se precie debe tener clásicos pero, igualmente, debe ofrecer alguna joya ignota para deleite del lector. Este año de 1969 España creaba un puñado de grandísimos discos (Miguel Rios, Maquina, Juan Pardo, Los Iberos…) a la altura de cualquier cosa foránea. De entre estos LPs destacó el trabajo homónimo de Los Gritos, un verdadero recopilatorio de hits que de haber salido en UK estaría considerado como un clásico de los sonidos mod a la altura de los discos “A Quick One” de los Who o “Autumn Stone” de los Small Faces-. Manolo Galván su líder y voz prodigiosa lleva al conjunto por el mundo de la psicodelia ( la mayestática “Veo visiones”), pop sublime ( “La vida sigue igual”, versión del tema de Julito Iglesias que en manos de los Gritos parece un descarte del “Let It Be”) o baladas dignas de aparecer en el “Odessa” de los Bee Gees (“Adiós verano, adiós amor”). Extraordinario disco y grupo que bien merece recuperar.
Creedence Clearwater Revival – “Willy And The PoorBoys”
Se repase su fugaz carrera una o cien veces, no deja de sorprender el hecho de que, en cuestión de meses, pasasen a ser una banda interesante a coronar la cumbre del rock. La banda de John Fogerty es leyenda: ¿quién graba hoy día tres grandes discos en un año, con notables diferencias evolutivas entre ellos? Entonces, ni siquiera la cocaína dilataba la jornada como hoy. La Creedence es historia: su influencia y su legado es inmensurable, desde la dulce furia vocal de John a los ritmos y melodías movedizas como arenas de pantano. Y este Willy and the poor boys es, por encima del mito, música. Entre temas medianos, destacan esos que son poco menos que himnos: “Midnight special”, “Cotton fields”, “Down on the corner” o la reutilizadísima “Fortunate Son”. Willy and the poor boys, prototipado para superar el fin de los tiempos, es prueba tangible de que hace casi cincuenta años, en el rock, todo quedó dicho. Perdón, no todo: antes de descarrilar, a la Creedence le quedaban dos obras maestras por editar.
Tx: Edgar Corleone
The Beatles – “Abbey Road”
Qué demonios, ya sé que no soy muy original, pero es que los Fab Four se lo merecen. Abbey road no fue su último disco publicado, pero sí lo último que grabaron juntos. Nada puedo añadir que no se haya dicho ya sobre su mítica portada y su contenido. Podríamos hablar de «Come together», el famoso medley de la cara B, las maravillosas aportaciones de Harrison («Something» y «Here comes the sun»), del único solo de batería de Ringo («The end»), la primera canción oculta de la historia («Her majesty»), etc, etc. Pero yo me quedo con esa joya experimental de Lennon llamada «I want you (she’s so heavy)», 7 minutos que nos auguraban por donde irían los tiros en la década que estaba a punto de iniciarse. The Beatles, unos visionarios hasta el final.
Tx: Luis Cifer
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