El reputado director Mike Leigh ( Secretos y mentiras, Happy, El secreto de Vera Drake) realiza un peculiar biopic del pintor británico William Turner. Más que un biopic al uso, Leigh elabora una concienzuda radiografía de la sociedad de la época. Para Leigh los gestos, los silencios y las miradas son tan importantes como los diálogos. Por lo tanto su cine es de una degustación pausada y lenta, pudiendo llegar a ser exasperante en algunos momentos, avisados estáis. Sin embargo, si el espectador acepta la propuesta de Leigh puede encontrarse más que con una simple película con toso un retrato de una época.
Turner podía ser un tipo despreciable en lo personal pero es indudable que fue un genio de la pintura. Sus cuadros de paisajes fueron precursores del impresionismo. Turner se especializó en plasmar la luz de los amaneceres y atardeceres a través de la niebla y el vapor. Sus marinas y sus trenes a vapor fueron toda una revolución. Leigh nos presenta a un Turner huraño, egoísta e incapaz de mostrar sus sentimientos. Solo con su padre Turner muestra algo de complicidad, no así con su esposa ni sus hijas, a las que desprecia. Turner parece vivir sólo para su arte y no quiere comprometerse emocionalmente. Turner es incapaz de formalizar una relación con su ama de llaves (asombrosa Dorothy Atkinson) a la cual utiliza para desahogarse negándole cualquier atisbo de cariño.
Leigh disemina multitud de aspectos de los últimos años de la vida de Turner: su relación con la Academia, con el pintor Haydon, las aburridas reuniones de adinerados mecenas y artistas. Igualmente se trata el gran interés de Turner en la fotografía y la óptica. Tampoco se queda fuera del film las reacciones ante su controvertida obra, genial para unos y simples manchas según a quien le preguntaras.
Timothy Spall recrea un personaje fascinante y mezquino. Su interpretación es sencillamente magistral, me impactó una escena en que Spall , de espaldas, transmite sus sentimientos con las manos cogidas en su espalda. Sus manos nos transmiten todo lo que necesitamos saber. Gran trabajo actoral de un Spall inmenso y todo un acierto de Leigh. Leigh deja muchos detalles diseminados por el film, cosas de las que no se habla pero están presentes, me refiero, por ejemplo al paulatino avance de la afección de piel de su ama de llaves. Estamos ante un film que relata el sutil avance de la decrepitud hacia la muerte. Un film pesimista, sin duda.
Turner es un excelente retrato costumbrista de la Inglaterra victoriana, toda la recreación de la época es excepcional. Durante su visionado el film carece de una narrativa clara, durante buena parte del metraje vemos escenas sin una trama que las hilvane. Aparentemente no cuenta nada, no hay un argumento que atrape al espectador. Además sus 2 horas y media son una pesada losa. Sin embargo, lo que parecen escenas costumbristas inconexas acaban teniendo un sentido conforme avanza el film. Leigh nos viene a decir que la vida no tiene un sentido ni un propósito.
Como si de un cuadro expresionista se tratara, Mr Turner está formada por pinceladas aparentemente aisladas que sólo adquieren sentido cuando uno se aleja y ve todo el conjunto.
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